Política

Retrato de los vicepresidentes que ha habido en España, los poderosos en la sombra

  • Hasta 17 personas distintas han ocupado alguna vicepresidencia
  • Tan sólo tres han sido las mujeres en dicho cargo en democracia
Alfonso Guerra, Rodrigo Rato, Manuel Chaves, María Teresa Fernández de la Vega y Soraya Sáenz de Santamaría. Imágenes: Reuters

Borja Ventura

La vicepresidencia es una posición de equilibrio. En la mayoría de ocasiones la designación del cargo busca completar lo que el presidente no ofrece, cohesionar sensibilidades separadas o dar importancia a colectivos o áreas. Así, por ejemplo, en periodos de crisis se estilan las vicepresidencias económicas, igual que en pleno proceso con ETA la vicepresidencia convivía con Interior, o cuando las tensiones territoriales despuntaron se buscó elevar el perfil de las gestiones con una 'cartera' al uso.

Podría decirse, por tanto, que existen formas diversas de entender el rol de un vicepresidente. Por ejemplo, la elección de Gutiérrez Mellado buscaba calmar a los militares en la durísima transición capitaneada por Suárez. Por su parte, la de Guerra con González respondía a algo similar, pero en clave interna: las dos grandes almas del partido tenían su cuota de visibilidad y poder y eso mantenía las aguas en calma. Hay otros que acceden al cargo como 'premio' por su carrera o fidelidad al líder, como Arenas con Aznar o Chaves con Zapatero, y otros que sirven de 'rampa de lanzamiento' para futuras sucesiones, como Calvo Sotelo y Rajoy, o los fallidos Rato y Rubalcaba. Y hay, por último, perfiles técnicos válidos para circunstancias determinadas.

La vicepresidencia es una posición de 'premio', en cualquier caso: el poder reside en la toma de decisiones del Consejo de Ministros en general, encabezado por la presidencia... pero en la práctica la influencia de un 'vice' puede ser definitiva. A fin de cuentas, representa la máxima cercanía posible al presidente, con todo lo que conlleva.

La sombra de la Justicia

Sin embargo, a veces eso no es suficiente y hay no pocos casos de vicepresidentes con borrones en los tribunales: casi un tercio de los que han ocupado el puesto se las han visto con la Justicia (y hay para todos los partidos). Los más recientes son el popular Rodrigo Rato, condenado por apropiación indebida por el caso de las 'tarjetas black', y el socialista Narcís Serra, imputado por los sobresueldos en la época final de las cajas de ahorros.

Hay otros que no han llegado a tanto, pero también se han dado de bruces contra los jueces: Manuel Chaves fue preimputado por el 'caso de los EREs' en Andalucía, Alfonso Guerra dimitió por un escándalo de corrupción que implicó a su hermano y Rodolfo Martín Villa tiene una causa pendiente no aplicada por España por los llamados 'sucesos de Vitoria' del 3 de marzo de 1976, uno de los últimos coletazos de la represión de la dictadura franquista.

Requisitos: ser hombre, veterano y abogado o economista

Distintas trayectorias (algunas más limpias que otras), distintas circunstancias, distintos perfiles y distintos pesos específicos, pero también líneas generales que ayudan a entender cómo ha sido el papel de los vicepresidentes que ha tenido nuestra democracia.

El cargo ha sido, en general, masculino y reiterativo: diecisiete personas distintas han ocupado alguna vicepresidencia, de los que sólo tres han sido mujeres. De todos ellos, diez personas distintas han ocupado la vicepresidencia primera (dos de ellas mujeres), ocho la segunda (una mujer) y dos la excepcional vicepresidencia tercera (una mujer). Esa suma muestra que ocho personas han 'repetido' en el cargo, tres de las cuales (una mujer) lo hicieron para 'ascender' en las vicepresidencias.

En lo generacional, parece lógico pensar que un cargo de tan alta responsabilidad como la vicepresidencia requiere cierta experiencia, algo que normalmente se apareja a la edad. La media de edad de los vicepresidentes al llegar al cargo es de 51,5 años, siendo los extremos -por mayores- Gutiérrez Mellado (llegó con 65 y se fue con 67), Solbes (llegó con 62 y se fue con 66) y Elena Salgado (llegó con 60 y se fue con 62). En el lado contrario de la balanza -los más jóvenes- está la actual vicepresidenta (llegó al cargo con 40 años), seguida por Abril Martorell y Juan Antonio García (ambos tenían 41 al ser nombrados) y el actual presidente, Mariano Rajoy, que llegó con 45 años al cargo.

Donde sí se nota un importante cambio de época es en la formación académica de los titulares: el paso de la transición a la democracia consolidada se nota en la 'sistematización' de la vida política. Así, la gran mayoría de los primeros vicepresidentes eran ingenieros de formación, pero con el final del 'felipismo' arrancó la era de los abogados: de los nueve últimos vicepresidentes siete se formaron en Derecho.

Presidentes gregarios, presidentes solitarios

Vicepresidente, por tanto, ha habido muchos. Y, para algunos presidentes, es algo literal: en determinadas circunstancias y por motivos diversos, ha habido mandatarios que han estirado el rol hasta crear vicepresidencias segundas y terceras.

Por ejemplo, durante la transición hubo vicepresidencia segunda, e incluso tercera, pero la llegada de González al gobierno hizo que durante 14 años sólo hubiera una única persona en el cargo. Aznar y Zapatero recuperaron las vicepresidencias segundas, llegando el socialista incluso a una breve reaparición de la vicepresidencia tercera en la última etapa de su mandato, ya en plena crisis económica. Con Rajoy se volvió a la vicepresidencia única, y así sigue hasta hoy.

Además, no todos los presidentes utilizan las vicepresidencias de la misma forma. Algunos han otorgado y quitado el rango con soltura, como Suárez que nombró cinco en su breve periodo al mando, aunque es verdad que era un momento mucho más convulso que puede justificar el vaivén. Sólo le supera Zapatero, que nombró a seis vicepresidentes -un tercio de todos los que ha habido en democracia-.

En el lado contrario González, que en catorce años sólo nombró a dos y el segundo fue por 'obligación' cuando Guerra dimitió. El mismo camino lleva Rajoy, que sólo ha nombrado a una... aunque todavía le quedan ocho años para alcanzar el mandato del socialista.

Vicepresidentes fugaces y presidentes eternos

Tampoco todos los vicepresidentes han sido iguales en lo relativo a su 'duración' en el cargo. Los ha habido fugaces, especialmente durante la convulsa transición, y muy duraderos en cuanto la democracia se asentó.

En el bando de los breves destacan tres vicepresidentes segundos, como fueron Calvo-Sotelo (ocupó el cargo durante 5 meses y 14 días, para pasar después a la presidencia), Arenas (7 meses y 15 días) y Fuentes Quintana (7 meses y 23 días). Junto a ellos, un vicepresidente primero como Martín Villa, que apenas duró 10 meses y 22 días en el cargo.

La otra cara de la moneda la encabeza Rato, que estuvo ocho años en el cargo: siete de ellos (y cuatro meses) como vicepresidente segundo, y otros siete meses como vicepresidente segundo. Le siguen tres vicepresidentes primeros: Guerra, que estuvo siete años y un mes, De la Vega (seis años y medio) y Sáenz de Santamaría (cinco años y tres meses... y contando)

Pero, además de por el poder... ¿vale la pena ser vicepresidente por el dinero? Una de las cuestiones más controvertidas de todo cargo público es siempre cuánto cobra. Según el Portal de Transparencia del Ejecutivo, en el caso de la actual vicepresidenta la cantidad asciende a 79.734,30 euros anuales -al margen de lo que perciba por parte de su partido político-. ¿Eso es mucho o poco? Depende: algunos de sus asesores cobran más que ella -de hecho, casi todos-, y la cifra, aunque es alta para la media nacional, es baja comparada con las remuneraciones de altos directivos del sector privado.

En cualquier caso, se puede comparar la evolución de su salario en 2013, 2014, 2015 y 2016 (en el gráfico, comparado con el salario del presidente del Gobierno para 2013, 2014, 2015 y 2016)