Cuando el liderazgo del PSOE se solventaba a tiroteos: el mitin accidentado de Indalecio Prieto
- Los socialistas llegaron a la Guerra Civil partidos en dos bandos
- 'Caballeristas' y 'prietistas' divergían sobre el rumbo ideológico del PSOE
- La tensión estalló en Écija, donde ambos bandos cruzaron disparos
EcoDiario.es
La actual lucha interna del PSOE por el liderazgo entre 'susanistas', 'sanchistas' y demás sectores no es un episodio inédito en la historia del partido que fundó Pablo Iglesias en 1879. En los meses previos a la Guerra Civil, el partido se dividió entre partidarios de Largo Caballero e Indalecio Prieto, que al igual que ahora tenían visiones dispares sobre la ideología, gestión y rumbo del partido. La fractura era tal que en la localidad de Écija los seguidores de uno y otro lado la emprendieron a tiros durante un mitin que Prieto pretendía dar. El resultado fueron cinco heridos y un ahondamiento de la crisis política.
Las divergencias entre 'caballeristas' y 'prietistas' era una lucha ideológica por el rumbo que el partido debía tomar en la Segunda República. La postura de Largo Caballero era revolucionaria, reacia al sistema de 1931 y cercana al Partido Comunista -con el que pretendía unirse-. "Estoy convencido de que realizar la obra socialista dentro de una democracia burguesa es imposible". Fue la consigna que definía su posición en el Partido Socialista y que pronunció en 1933.
Por el contrario, Prieto representaba una postura más centrista y defensora de la Segunda República. Abogaba por la coalición con el resto de partidos republicanos para la formación de gobierno, lo que supuso el punto de desencuentro más importante con Largo Caballero, quien dimitió como presidente del PSOE después de que el Comité Federal aprobara entrar en el Frente Popular, según relata el historiador Santos Juliá.
En 1936, tras la victoria de la coalición de izquierdas del Frente Popular, en la que estaba el PSOE, el nuevo presidente de la República, Manuel Azaña, ofreció a Indalecio Prieto la formación de gobierno. Sin embargo, Largo Caballero y sus afines, con mayoría dentro del Partido Socialista, no le permitieron aceptarlo. Azaña ofreció entonces la presidencia del Consejo de Ministros al republicano Casares Quiroga.
Con estos antecedentes, el PSOE se encontraba en la primavera de 1936 -a pocos meses del estallido de la guerra- absolutamente partido en dos facciones enfrentadas por la ideología que debía seguir el partido. Tras meses de disputas verbales, la tensión estalló a finales de mayo en Écija. Y es que en el sur era más patente la oposición entre ambas partes.
En la plaza de toros de la localidad sevillana estaba previsto que Indalecio Prieto presidiera un mitin socialista junto a González Peña, influyente diputado por Huelva, y el alcalde de la ciudad onubense. Sin embargo, Prieto no contó con el apoyo que se esperaba de sus seguidores y al lugar llegaron partidarios de Largo Caballero, según recoge la crónica del diario ABC del 2 de junio.
Crónica del suceso recogida por el diario ABC el 2 de junio de 1936
Estos recibieron a los protagonistas del mitin con insultos y gritos de "¡Largo Caballero!". Minutos después, Prieto -que fue tachado de "fascista"- decidió cancelar el acto después de que le fueran arrojadas piedras y botellas y se escucharan varios disparos. Pero fue a su salida cuando se abrió fuego. Los escoltas de Prieto y los 'caballeristas' intercambiaron disparos mientras los dirigentes socialistas huían precipitadamente. El tiroteo acabó con cinco heridos.
"Los coches les esperaban. Abandonaron la ciudad como alma que lleva el diablo, perseguidos por los izquierdistas locales en otros vehículos. Los perseguidores capturaron temporalmente al secretario personal de Prieto en la carretera, trasladándolo otra vez a la ciudad, de donde lo liberó al Guardia Civil", narra el historiador Stanley G. Payne.
La Guerra Civil aplazó la tensión en el PSOE, que se trasladó al campo de batalla. Largo Caballero logró la presidencia del Gobierno republicano durante el conflicto, siendo más tarde desplazado del puesto, e Indalecio Prieto alcanzó el ministerio de Defensa Nacional, aunque acabó dimitiendo ante el claro curso de la Guerra en favor el bando sublevado. Las disputas internas se mantuvieron en el exilio y llegaron, incluso, con cuestiones más burocraticas y fallecidos ya Prieto y Largo Caballero, a los albores de la Transición, hasta que la nueva dirección de Felipe González 'purgó' a la 'vieja guardia' superviviente y se terminaron, momentáneamente, las disputas.
Por Carlos Santana