Política

Patxi López, ¿y tú de quién eres?

  • Ha sido el primero en anunciar su candidatura a liderar el PSOE
Patxi López, anunciando este fin de semana su candidatura a liderar el PSOE. Imagen: EFE

Borja Ventura

En Euskadi hay tres izquierdas, dos compartidas con el resto de España y una, la nacionalista, propia. Patxi López, que es vasco y de izquierdas, domina una de ellas y disgusta en las otras dos. La suya es, claro, la socialista, esa que puede pactar indistintamente con el PP contra el PNV o con el PNV contra el PP. La contraria es la abertzale, la nacionalista, que no le perdona que fuera lehendakari con el apoyo de los populares cuando ellos seguían ilegalizados.

La intermedia, la de Podemos, es la que mejor retrata un López que no es profeta en su tierra. Con su discurso ha conseguido superar a los socialistas y 'rozar' en votos a los abertzales, y ese discurso no es más que un punto medio entre ambos mundos: una visión no necesariamente soberanista pero que tampoco tiene problemas en hacer suyas muchas de las reivindicaciones abertzales -referéndum, fin de la dispersión y una visión más social que institucional-.

En esa izquierda no socialista que suma las otras dos es la hegemónica en Euskadi, y en ella cunde la imagen de López como un líder desapegado de la realidad, a quien el histórico comunicado en el que ETA dejaba las armas pilló en un viaje en EEUU siendo lehendakari. Su'realidad' es la de un PSE que sucumbió en cuanto la maquinaria del PNV volvió a funcionar, y a quien la irrupción de las otras dos izquierdas dejó en terreno de nadie. Hoy, sin la mano del PNV, sería irrelevante.

El PSE actual, su burbuja de realidad, sigue siendo fiel a López. No en vano, está liderado por Idoia Mendia, que fue su consejera de Justicia y más tarde su candidata cuando hizo las maletas hacia Madrid. Pero quien no fue fiel a los suyos fue precisamente López y su PSE: cuando su amigo personal Eduardo Madina lanzó su candidatura a las últimas primarias socialistas, y tras haber amagado con hacerlo él mismo, no le apoyó. Es más, Patxi López acabó siendo parte del equipo rival, el hombre del PSE en Madrid y, a la postre, breve presidente del Congreso.

Esa trayectoria presenta ciertos puntos a favor de su candidatura y ciertos puntos en contra. A favor, su capacidad de pactar hasta con el enemigo; en contra, los problemas de coherencia que eso suscita. A su favor, el haber tenido responsabilidades institucionales tan importantes como la lehendakaritza o la presidencia del Congreso; en su contra, el haberlas tenido previo acuerdo con la derecha. A su favor, ser aceptable tanto para Andalucía como para Madrid; en su contra, el ser mal profeta en su tierra y mal aliado de sus aliados.

Así las cosas, se sabe quién es Patxi López, pero no se sabe de quién es. Es decir, si la suya es una candidatura de vuelo corto, impulsada por sí mismo, o si hay alguien más detrás de él sosteniéndole. Y, en ese caso, quién es su valedor? o como mínimo, a quién beneficia su presencia en la contienda.

Algunas cosas a favor, casi todas en contra

Antes de que Patxi López diera el paso y anunciara su candidatura, coincidían los analistas políticos y las bases del PSOE en que urgía saber quién liderará a los socialistas después de su última crisis hasta la fecha. A saber, tocar suelo electoral, pasarse meses con el corazón en un puño por el posible 'sorpasso' por la izquierda, la tensión con el PSC a cuenta del modelo de Estado y el golpe de mano andaluz para descabalgar al secretario general. Poner nombre al nuevo liderazgo sería el primer paso, se supone, para renovar el equipo dirigente y, con la cara lavada, abrir nueva etapa. En ese contexto, López se apunta un tanto siendo el primero.

Pero en el PSOE, un partido larvado de familias y de lealtades que van y vienen, ahora importa más saber quién está detrás de la candidatura que el nombre del candidato en sí. Es normal después de que Pedro Sánchez llegara al cargo gracias a que le aupara Susana Díaz frente a Madina, y después de que Sánchez perdiera el cargo cuando Díaz decidió hacerle caer: ese vaivén evidencia que quien mandaba no era el madrileño, sino la andaluza y que, por tanto, no importa tanto quién sale en la foto sino quién le coloca ahí.

Y en estas que el primero en dar un paso es Patxi López. Ni Susana Díaz, ni Pedro Sánchez: Patxi López. Era un secreto a voces, especialmente desde que hizo públicas sus intenciones en el diario de referencia del entorno del partido, pero a la vez sorprende que el primero no haya sido el defenestrado Sánchez. Él, que iba a recorrer España en su coche para sumarse a las bases y que quizá descubrió que no tenía ya tantas bases a su favor. Tampoco se le ha adelantado Díaz, a la que se lleva esperando desde que asumiera la presidencia de la Junta de Andalucía y se convirtiera en cabeza 'in pectore' del socialismo sureño y, por extensión, del socialismo patrio.

Patxi López ha sido rápido en medio de un PSOE que se ha instalado en la lentitud. La Gestora, contra la voluntad de muchos, decidió relajar el ritmo: mejor contemporizar, ralentizar y esperar para calmar ánimos, desactivar retornos no deseados y evitar precipitaciones. En estos meses de expectación, además de las candidaturas inexistentes de momento de Sánchez y Díaz, se había hablado de dos extremos posibles: una 'tercera vía' al estilo de la de Zapatero hace unos años, es decir un candidato que nadie esperara en medio de los bandos, o un nombre de consenso que aglutinara voluntades y evitara divisiones. Lo primero parece improbable -la situación requiere una cara conocida más que una cara por conocer- y lo segundo, dada la división actual, parecería una imposición.

Con todo, Patxi López conserva cierta buena imagen fuera de su Euskadi natal. Ni es joven ni es veterano, ni está quemado ni es novato. Da buena imagen en cámara y tiene un escaño -condición indispensable para tener visibilidad ante el electorado-. Falta ver quién puede apoyarle, más allá de los suyos y -quién sabe- aquellos amigos a los que él no apoyó. Y falta ver, sobre todo, a quién deberá sus lealtades si busca tener los apoyos que necesita.

Y mientras se resuelven las preguntas, el PSOE sigue esperando. Esperando a Susana Díaz, Pedro Sánchez, Josep Borrell, Javier Fernández, Ignacio Urquizu o algún otro nombre inesperado. Esperando, en definitiva, a su Godot particular. Pero, de momento, ya tienen a uno.