Ni Susana ni Pedro, ni Díaz ni Sánchez: el PSOE abre una tercera e incluso una cuarta vía secreta
- Fuentes socialistas creen que la vuelta de Rubalcaba no es casual
- Sin fecha para el Congreso, crecen corrientes que apuestan por un candidato nuevo
- El PSOE ya descartó a favorito como Bono por un desconocido Zapatero
Carmen Obregón
Ni con Pedro ni con Susana. Esa es la tercera vía que poco a poco se abre hueco en el seno del PSOE ante el rechazo y la ausencia de atractivo que, tanto Sánchez como Díaz concitan con sus aspiraciones a la Secretaría General del partido. Desde hace unas semanas, el nombre de Patxi López añade nuevos elementos al 'tiempo entre costuras' que habita en el corazón socialista.
El precandidato Pedro Sánchez ha sido el primero en arrancar su coche -ha tardado mes y medio desde que hizo el anuncio- en la larga carrera para dirigir los destinos del PSOE. Lo prometido lo ejecutó la semana pasada en Valencia, acompañado de cerca de un millar de militantes conducidos hasta allí a bordo de una flota de autobuses. Dicen que el exdirigente no ocultó a los periodistas su animadversión por Susana Díaz, Ximo Puig, o Emiliano García Page. Y allí afirmó que la andaluza se presentará, pero "perderá", y desveló que irá en la candidatura de Patxi López, aunque no llegó a aclarar "si delante o detrás" del político vasco.
Capítulo cerrado. Sánchez ha dejado sus bolos aparcados y ha echado el cierre a la llave de contacto. Se prodiga en las redes con sus habituales mensajes, los últimos de concordia y de unidad, pero el detalle de su agenda se desconoce. Algún que otro acto por Asturias, alguno por Extremadura, y entre tanto, un desplazamiento a México para hablar de liderazgo en la Socialdemocracia, con el aval de haber sido "el primer secretario general elegido por primarias entre la militancia". De forma anecdótica, más de un compañero de filas se pregunta de dónde saca el dinero Sánchez para tanto viaje arriba y abajo.
Y en medio de sus teorías contra el Grupo Prisa -también contra los grupos financieros-, a comienzos de esta semana, la Cadena Ser publicaba una encuesta en la que anticipa un batacazo para el PSOE (18% en intención de voto) en el caso de ir hoy mismo a las urnas. Pese a ello, le hacía un regalo. Y es que según el sondeo, el candidato favorito del votante socialista sigue siendo él. Y por detrás, y a distancia, le siguen Patxi López, y por debajo de éste, Susana Díaz.
Así pues, ¿favor del Grupo Prisa, mensaje cifrado o, como ya se sugiere desde los mentideros políticos, consecuencias de los movimientos telúricos y los posibles tejemanejes de Rubalcaba, quien por cierto, y no de manera casual, ha vuelto a irrumpir en el escenario político para hablar de federalismo junto a Margallo y Miquel Roca, y de paso abrir el melón de la reforma constitucional?
Aunque aun no se sabe la fecha definitiva del Congreso del que saldrá elegido el nuevo Secretario General que pondrá fin a la actual gestora, el nombre de Patxi López -un hombre de Alfredo Pérez Rubalcaba- gana enteros. Un candidato silente, extraoficial, y jugador de tablero. Todos los ingredientes para apostar y bascular de un lado a otro, ora con Sánchez, ora con Díaz, ora con quien sea, según convenga.
Desafortunadamente para los potenciales aspirantes, ésta no es la única hipótesis que se mueve por los corrillos socialistas. La fuerza de Susana Díaz es orgánica. Esto se da por hecho solo por el peso de la federación andaluza. Tiene ganas. Da pasos calculados. Busca aliados de última hora como Miquel Iceta o Josep Borrell. Aplaude el pacto del PSE con el PNV. Establece puentes. Vuela a Europa para recoger bendiciones institucionales y exhibir músculo político.
Susana Díaz trata de ahuyentar fantasmas de última hora como el un Rubalcaba apostando por Eduardo Madina para desplazarla de la carrera a la Secretaría, o la de un Felipe González que no acaba por darle su sacralización aúlica. Y, por último, combate que unos cuantos de los dirigentes que se unieron a ella en el trágico sábado de Ferraz no acaban por verla en Madrid porque consideran que ha salido chamuscada y que vive en un "eterno amago".
Mientras, Sánchez pierde fuelle y presencia -ya se ha dejado a unos cuantos acólitos por el camino-. Además, la entrevista de Jordi Evolé en La Sexta le ha dejado tocado, casi hundido.
Pues bien, en este escenario de apuestas, y de mucho chascarrillo, crece con fuerza la variable de otro candidato. Un tercero o un cuarto, según se tercie. La del mirlo blanco. Una especie de Zapatero, que desde luego no pasa ni por Sánchez ni por Díaz. Alguien -confiesan fuentes socialistas a EcoDiario.es- que "no acaba por concretarse, fundamentalmente por que no se encuentra a nadie que lo encarne; alguien que proceda de una alternativa que no fuera ni de uno ni de otro, donde -y en eso insisten las mismas fuentes- tampoco habría cabida para Patxi López".
La práctica del tercer, e incluso del cuarto candidato no es una novedad en el PSOE. En julio del 2000, un desconocido José Luis Rodríguez Zapatero, diputado por León para más señas, se disputaba con José Bono la Secretaría General del PSOE. Los guerristas promovieron a Matilde Fernández como candidata. Rosa Díez también se postulaba. En los 'minutos basura' -como reza el argot baloncestístico-, un puñado de votos, los de Fernández y Díez, se cambiaban de bando y daban el triunfo a Zapatero frente al candidato favorito. Bono quedaba descabalgado.