Política

La Eurocámara controlará cómo se gastan sus partidas Podemos y Le Pen

    Pablo Iglesias, en una conferencia en la Eurocámara. <i>Imagen: EFE</I>

    Jorge Valero

    La recuperación económica también ha llegado al Parlamento Europeo. Aprovechando el ablandamiento del discurso de la austeridad, y usando como argumento el aumento de sus competencias, los eurodiputados han decidido aumentarse un 7% la partida que tienen asignada para la contratación de asistentes.

    A partir del próximo año, los 751 miembros de la Eurocámara contarán con 1.500 euros adicionales al mes para contratar a sus asistentes, hasta sumar 22.879 euros mensuales. Este aumento no está sin embargo aun garantizado. La propuesta debe superar el trámite parlamentario y, sobre todo, las negociaciones con el Consejo (que representa a los 28 Estados miembros) cuando se discuta el presupuesto comunitario el próximo otoño.

    No es la primera vez que los eurodiputados se suben los fondos para sus asistentes desde que la Gran Recesión estallara. El primer incremento de 2011 además inauguró un periodo con un sinfín de tropiezos de la Eurocámara, que en los meses más duros del ajuste económico en los estados miembros no pararon de lucir sus ganas de gastar.

    Además de una subida de los fondos para asistentes, los eurodiputados también se gastaron dos millones para construirse un gimnasio con todo tipo de lujos, al que incluso quisieron añadir una piscina que hubiera disparado el presupuesto hasta los seis millones.

    Reglas menos claras

    Los legisladores también rechazaron entonces viajar en clase turista en distancias cortas. Mientras, se acumularon los escándalos en los que eurodiputados ordeñaron sin control sus asignaciones para personal y oficinas, reclamaban dietas por estancia cuando apenas pasaban tiempo en la Eurocámara o incluso tres de ellos fueron grabados ofreciéndose a presentar enmiendas a cambio de dinero.

    Esta nueva subida también llega en un momento en el que las aguas están revueltas, precisamente por la contratación de los asistentes que trabajan para los eurodiputados en los estados miembros. Las reglas para controlar a estos ayudantes son menos claras que las de los asistentes que trabajan en Bruselas, que cuentan con un estatuto que regula su labor y su salario (un máximo de 7.000 euros brutos).

    Si bien estos ayudantes sólo pueden trabajar en tareas relacionadas solo con la labor del eurodiputado, los miembros del Frente Nacional de Marine Le Pen han aprovechado las generosas partidas del presupuesto comunitario para reforzar la estructura del partido en territorio francés. Fue el propio presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien puso el caso en conocimiento de la OLAF, la agencia antifraude europea, que actualmente está investigando el caso con las autoridades francesas.

    La misma suerte podría correr Podemos. La OLAF también analiza el uso que realizan los cinco eurodiputados de la formación de Pablo Iglesias de algunos de sus asistentes locales, tras comprobar el número desmedido de este tipo de asalariados, unos 30, comparados con otras formaciones que se sientan en la Eurocámara. La agencia antifraude está todavía en fase de analizar la información que posee para ver si decide abrir una investigación formal.

    Para evitar que las zonas grises de la regulación de los empleados de los legisladores provoquen nuevos escándalos, y para ganar la batalla de la imagen pública en esta nueva subida, los eurodiputados incorporan una propuesta para reforzar el empleo de los asistentes locales. El ponente de la propuesta, el liberal belga Gérard Deprez avisa que la subida solo sucederá si el Bureau del Parlamento aprueba estas nuevas medidas de control, aun en fase de elaboración.

    El secretario general de la Eurocámara, Klaus Welle, estudiará qué medidas tomar. Entre ellas, limitar el número de asistentes locales a los que se tienen destinados en la institución, o impedir contratar a familiares, como sucede en Bruselas.