'Sube la fiebre emprendedora'
Ante el nada halagüeño panorama laboral hay quien prefiere desarrollar su proyecto empresarial aprovechando su talento, sus ideas, inquietudes y expectativas profesionales, y gestionando a la vez los riesgos, las fortalezas y las oportunidades.
Uno de los indicadores que mejor permite evaluar las perspectivas económicas es, sin duda, el número de empresas creadas. Los datos son positivos y reflejan la confianza en el futuro de los emprendedores. En Bizkaia, por ejemplo, en los primeros nueve meses de 2013, se constituyeron 1.363 nuevas sociedades, un 1% más que en 2012. Y en el conjunto de Euskadi, en agosto, el crecimiento fue del 4,5%. La tendencia es que la fiebre emprendedora siga subiendo.
'Hacer empresa' es la consigna para cambiar y generar productos de valor. Ser tu propio empresario se ha convertido en una alternativa, ante la búsqueda y/o pérdida de empleo, y en un reto, aunque hay que luchar, y mucho, para empezar en un entorno de crisis que nos afecta y puede hacernos desistir de nuestro pensamiento. Por eso, hay que creer en uno mismo, ser pasional con el proyecto, tener un buen plan de negocio, buscar aliados si hace falta, innovar, mantener una actitud positiva ante las adversidades y encontrar la oportunidad que nos dé éxito.
En una época de incertidumbre y compleja crear un ambiente propicio para el nacimiento y desarrollo de iniciativas empresariales es imprescindible si queremos dinamizar la economía y generar empleo.
En estos momentos, hay dos temas en discusión que pueden facilitar la salida de nuevos empresarios y la generación de trabajo: la Ley de Apoyo a los Emprendedores y la Formación Profesional Dual.
La Ley de Emprendedores apoya, anima y regula la creación de empresas y de empleo, sobre todo de empleo juvenil. También puede ser un aliciente para potenciar la cultura emprendedora, que en Euskadi siempre ha sido una de sus identidades y ejemplo para el resto del Estado.Los nuevos emprendedores pueden tener bonificaciones que favorezcan la creación, desarrollo y continuidad de su actividad. Sin embargo, es insuficiente.
La norma adolece de una carencia vital: el acceso al crédito, faltan medidas que estimulen la financiación, principal problema para el que pone en marcha un negocio.
Pero, además del restablecimiento del crédito, hay que solucionar otras deficiencias y trabas que siempre aparecen a la hora de constituir una empresa y que afectan a la actividad, a la competitividad y al crecimiento económico. Y sin actividad no hay empleo.
Así que son prioritarias medidas que fomenten el emprendimiento: rebajas fiscales, simplificación administrativa, acceso a la tecnología, ayudas a la internacionalización o académicas que promuevan el espíritu emprendedor y solucionen las necesidades empresariales. Aquí entra en juego la FP Dual con el objetivo: reducir la tasa de desempleo juvenil, que supera ya el 50 por ciento, preparando a los jóvenes a acceder al mercado de trabajo y conseguir su estabilidad laboral.
Esta modalidad educativa, implantada y con buenos resultados en las cooperativas vascas o en países como Alemania, centra la dinámica en la empresa que aporta los conocimientos prácticos básicos para el ejercicio de la actividad, mientras que el centro formativo suministra la teoría necesaria para el aprendizaje. La combinación de teoría y práctica garantiza una orientación profesional, la cualificación del alumnado, y abre el camino a incorporarse al mundo laboral.
Todo esto tiene una finalidad ineludible para las instituciones y las empresas, públicas y privadas: crear y no destruir empleo. Hay que poner recursos y servicios para generar empleo o favorecer el autoempleo. No deben faltar las iniciativas para estimular la inquietud emprendedora y vincular la educación al mundo empresarial, para que desde la juventud -cada vez más preparada, con cualidades, conocimiento, habilidades y sin miedo al cambio- se cumpla el 'sueño' de tener un negocio o encontrar un puesto de trabajo.
Jose Ángel Corres, presidente de la Cámara de Bilbao