Oscars
El oficio de fabricar sueños
¿Cómo explicar el oficio del cine? Ilustrar los entresijos, secretos y miserias del enigmático proceso mediante el que los sueños se hacen realidad resulta tentador, pero no sencillo. Pocos son los directores que, a lo largo de la historia del séptimo arte, se han atrevido a contar historias sobre el oficio de contar historias en celuloide. Eso sí, cuando lo hacen, el mundo del cine, vanidoso, cae rendido a los pies de estas películas.
En la 84 edición de los Oscar de este año, las favoritas para llevarse la estatuilla a la Mejor Película son, precisamente, dos películas sobre la historia del cine: 'The Artist' y 'La invención de Hugo'. La primera, dirigida por el francés Michel Hazanavicius, aunque rodada enteramente en Los Angeles. La segunda, basada en la novela gráfica de Brian Selznick y dirigida por Martin Scorsese, aunque con un equipo británico al completo.
'The Artist' homenajea al cine mudo y relata la difícil adaptación al sonoro, que se llevó por delante a grandes estrellas del momento. Se trata de uno de los insólitos casos en los que una película de producción no anglosajona se cuela en la parrilla de las posibles ganadoras del año.
Hazanavicius tuvo la osadía de rodar en blanco y negro, y de 'traicionar' el espíritu francés realizando un ejercicio de nostálgica ensoñación hacia la otra orilla del océano, riesgos ambos que han sido recompensados con creces, recibiendo múltiples galardones en los distintos festivales celebrados en todos los rincones del mundo desde su estreno.
Solo queda la hollywoodiense figura dorada para que 'The Artist' toque el cielo definitivamente. Sus actores protagonistas, Jean Dujardin y Bérénice Bejo también podrían recoger Oscar, por cierto.
La magia del cine, desde París
'La invención de Hugo' ilustra justo el ejemplo contrario. Dirigida por uno de los directores más respetados de Estados Unidos y con un equipo británico, la película pone la lupa sobre el auténtico padre de la magia de las imágenes en movimiento, George Mélies, a quien interpreta Ben Kingsley, y tamiza este cuento a través de los ojos de un niño (Asa Butterfield) que vive escondido en la estación de París en los años 30.
La historia del cine americano y la del cine francés, por tanto, pugnarán por llevarse el Oscar más codiciado en una edición en la que han partido como favoritas desde el principio.
¿Cómo se fabrican los sueños?
No es común que dos películas tan sobresalientes sobre la historia del cine compartan parrilla de premios, y ni siquiera año de estreno. Antes que ellas, otros directores ya intentaron explicar al público cómo se fabrican los sueños.
Dentro de los grandes clásicos, la historia del cine nos trae a la memoria películas inolvidables como 'El crepúsculo de los dioses' (1950), que se atrevió a realizar una afilada crítica a las miserias que ocultan los brillos de las estrellas; 'King Kong' (1933), donde el temido simio es descubierto durante el rodaje de una película de aventuras en una misteriosa isla; 'Cantando bajo la lluvia' (1952), que relata las dificultades de una actriz protagonista con voz aflautada en el tránsito del cine mudo al sonor; '8 y ½', que tiene como conductor de la historia a un director con bloqueo creativo que no es capaz de terminar su película o 'La noche americana', filme en el que Truffaut mostró el abanico de personajes concitados en torno a un rodaje, insistiendo en la difusa línea entre la realidad y la ficción.
Clásicos modernos, adolescentes e 'indies'
En clásicos modernos se convirtieron 'Cinema Paradiso' (1989), que sigue el nostálgico regreso de un anciano a su pueblo, donde revive su infancia marcada por las proyecciones de cine; 'La rosa púrpura de El Cairo' (1985), que demostró que los personajes de la pantalla y los de fuera de la misma no somos tan distintos; 'Ed Wood' (1994), también rodada en blanco y negro y testigo de las andanzas del conocido como peor director de la historia del cine, obsesionado con las películas de ovnis y ciencia ficción; o 'El juego de Hollywood' (1992), que abandera la historia más turbia y negra implicando a productores y estudios en un asesinato.
Los adolescentes de la generación de los 80 sin duda citarán 'El último gran héroe', un filme protagonizado por Arnold Schwarzeneger que logró el difícil trabajo de reconciliar el género de acción con la nostalgia de las historias de salas de cine.
Hasta el cine 'indie' de los últimos años nos deja sus muestras del malabarismo de crear cine dentro de cine. 'Vivir rodando' (1995), desternillante comedia sobre cómo rodar sin recursos dirigida por Tom DiCillo, y 'Rebobine, por favor' (2008), homenaje de Michel Gondry a las películas de videoclub que marcan la vida de los vecinos de un barrio, suponen las más grandiosas y sinceras formas de decirle al cine: "Te quiero".
Y así, el cine sigue mirándose así mismo, encandilado por su belleza, jugando a ser Narciso. ¿Y qué más belleza que la que concede el 'efecto Oscar'?