Opinión

Todos conectados para el Primero de Mayo

  • El apagón demostró la capacidad de las empresas para sumar esfuerzos y mirar hacia adelante
  • Nos jugamos la prosperidad de las próximas décadas y nuestra forma de vivir en sociedad
Oficinas en Madrid, imagen de archivo. Europa Press.

Antonio Garamendi

En los últimos días se han sucedido una serie de acontecimientos sobre los que quiero reflexionar aprovechando que, como cada año, el mundo de la empresa celebra el Día Internacional del Trabajo desde su inamovible vocación de contribuir al bienestar común. En efecto, ese beneficio colectivo, por el que trabajamos como fin último a través de legítimo desarrollo de nuestra actividad, generadora de prosperidad y empleo, volvió a quedar patente el pasado lunes 28 de abril, cuando la luz se apagó para todos.

Como ocurriera durante la pandemia del Covid-19, por unas horas fuimos conscientes de lo que supone para todos la actividad diaria de nuestras empresas y de los trabajadores de este país. El hecho de que, por fuerza mayor, tuviéramos que detener en su mayor parte nuestra actividad, nos mostró de nuevo una escena de comercios cerrados, servicios paralizados e industrias sin producción.

Ese engranaje, en el que actúan como una correa de transmisión autónomos, pymes y grandes empresas, el que siempre está ahí, pero que en el que no reparamos hasta que ocurren sucesos adversos como el gran apagón de hace unos días. Y en esa circunstancia, he de felicitar a las empresas y a los trabajadores, de todos los sectores y territorios, por la forma ejemplar con la que procedimos todos, para organizar el trabajo que fue posible, para facilitar la conciliación, para ayudarnos, en fin, unos a otros.

Quiero resaltar esta imagen porque demuestra que somos capaces de sumar esfuerzos y mirar hacia adelante, todos juntos, ante aquello que acontece. Que no por estar desconectados, dejamos de estar unidos. Creo que es un mensaje muy potente que debe prevalecer en estos días, en los que, más allá de la red en funcionamiento o no, también estamos asistiendo a nuevos anuncios, como la reducción de jornada sin acuerdo o la decisión de indexar el salario mínimo al 60% del salario medio neto, que no hacen sino debilitar hasta un extremo preocupante un espacio de diálogo constructivo y garante de la paz social como es la negociación colectiva. Si un apagón no ha podido con la actividad económica, tampoco una desconexión de la negociación colectiva acabará con nuestra defensa del diálogo social, de sus beneficios para todos, para las empresas y los trabajadores.

Y recordemos que defendemos ese diálogo social porque, desde la responsabilidad entendemos que, decisiones que además añadirán nuevos costes para las empresas, especialmente para las pymes y determinados sectores económicos, en realidad no cumplirán el fin último que, insisto, perseguimos cada cuál en su propio espacio de actuación, que es el beneficio común. Esa llamada la hemos formulado reiteradas veces y confiamos en que antes o después sea escuchada.

Por otro lado, este Primero de Mayo tiene lugar en un contexto de enorme incertidumbre, en el que las decisiones adoptadas por la Administración de Donald Trump en Estados Unidos están modificando el mapa geopolítico. Vivimos días en los que lo que está en juego es la relevancia futura de la economía europea, de la Unión Europea como modelo social y de principios humanistas, dentro de un escenario con EEUU y China como principales polos económicos. Dicho de otro modo, nos estamos jugando la prosperidad de las próximas décadas y una forma de vivir en sociedad de la que estamos orgullosos.

Todo ello para por apuntalar la competitividad europea o, lo que es lo mismo, pensar en Europea, desde Europa y para ella. Y hacerlo por la senda marcada por los informes Draghi y Letta, de enorme relevancia. Ambos nos señalan que tenemos trabajar por un mercado único europeo, apostando por el talento, la innovación, por la simplificación normativa. Todo ello contando con las empresas como puntal.

En definitiva, lo que nos están diciendo los sabios de la UE, es que necesitamos a las empresas y facilitar su actividad, no solo para que sigan generando actividad económica y empleo, sino para que hagan lo que mejor saben hacer, innovar y encontrar ventajas competitivas.

Ante este panorama y estas recomendaciones, no podemos por más que llamar la atención y recalcar la necesidad de mirar más allá de las políticas económicas nacionales, y también reclamar una vez más que se facilite el desarrollo empresarial. Por último, desde la visión privilegiada que me brinda el representar a las empresas de este país, creo que vivimos tiempos convulsos, pero que nuestras empresas y nuestra sociedad están a la altura de este reto como hemos demostrado nuevamente esta semana. Con ese ánimo, nos tenemos que felicitar en este Primero de Mayo por ser la España que somos.