Opinión

Algunas reflexiones sobre la opa de BBVA a Sabadell: La necesidad de abrir un debate en la sociedad civil

    Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, y Carlos Torres, presidente de BBVA. EFE

    Jacinto Soler Padró
    Barcelona,

    Ciudadanos, después del tiempo transcurrido, de las muchas noticias y artículos aparecidos en estos últimos meses, sigo pensando que hasta ahora no se ha abierto un gran debate, para que la opinión pública, la sociedad civil de este país hable y se pronuncie sobre este asunto.

    Y la pregunta es: ¿Tiene sentido que como catalanes nos preguntemos por el destino de una entidad, nacida en Cataluña y que ha tenido una evolución importante a lo largo de los años hasta ser, con CaixaBank, las dos únicas entidades financieras arraigadas en Cataluña?

    Pienso que tiene sentido. No hace falta retroceder demasiado en la historia para saber que mientras otras regiones han tenido éxito en el desarrollo de una fuerza financiera y la creación de instituciones bancarias, en nuestro caso, lamentablemente, no ha sido así. El último ejemplo fue el de Banca Catalana, que finalmente acabó absorbida por el Vizcaya.

    Naturalmente, se puede decir que en estos tiempos de globalización no tiene mucho sentido tener marcas de país. Pero no creo que sea así, porque nuestra identidad está conformada, entre otros aspectos, precisamente por estas marcas que refuerzan nuestra identidad. La Sagrada Familia, el Barça, el Palau de la Música, el Eixample y tantos otros. ¿Y por qué no? Entidades financieras como La Caixa y el Banc Sabadell son marcas que, como digo, refuerzan nuestra identidad.

    Desde la perspectiva del servicio público, resulta indudable también que la actividad bancaria tiene un peso específico muy importante para la ciudadanía. Esta ciudadanía está legitimada para transmitir sus inquietudes y expectativas ante la operación planteada.

    Por eso me pregunto si vale la pena que defendamos la continuidad del Sabadell como entidad independiente, como marca, teniendo en cuenta también que el banco es propiedad, en un porcentaje muy importante, de empresas y familias de aquí que desde hace muchos años han tenido una presencia en su accionariado.

    Y mi respuesta es clara. Vale la pena. Dar un testimonio de que nuestra sociedad está viva y afronta aún con valentía y fuerza los retos que tenemos planteados. Y de lo que os he hablado es uno importante de ellos.