El asalto fiscal y el pacto de Defensa
- Sánchez subirá impuestos para financiar el incremento del gasto en Defensa
José María Triper
Consumado ya el esperpento del "vis a vis" entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para poner de acuerdo al gobierno consigo mismo, el sainete monclovita nos prepara ahora un nuevo serial con caracteres de culebrón televisivo. Es decir una historia insólita, lacrimógena y sumamente larga en definición de la Real Academia, que comienza con el melodrama de la búsqueda de los apoyos perdidos y termina con el drama de un nuevo asalto fiscal a la ciudadanía que, como es habitual en el sanchismo suele ser la víctima de las veleidades y desafueros de un gabinete de coalición a la deriva.
Subir el gasto en defensa del 1,28% al 3% del PIB como exige ahora Ursula von der Leyen a todos los países miembros de la UE supone a España incrementar su inversión militar en más de 45.000 millones de euros que ante la ausencia de nuevos presupuestos, ni están ni se esperan, obligan a incrementar los ingresos o a recortar los gastos que, conociendo la trayectoria de este gobierno ya podemos suponer por dónde van los tiros y nunca mejor dicho.
Sánchez ya le ha prometido a Yoli que no recortará el gasto social. Y tampoco está dispuesto a reducir el coste de un gobierno elefantiásico de 22 ministerios, el mayor de la historia y la mayoría de ellos innecesarios e inservibles, ni a rebajar la nómina del más del millar asesores enchufados a dedo del Ejecutivo que supera los 150 millones de euros anuales. Y tampoco a eliminar las subvenciones a sindicatos, asociaciones o colectivos para comprar votos. No.
En círculos próximos a La Moncloa apuntan que Sánchez, porque el gobierno es sólo él y los demás la voz y las manos de su amo, está preparando otro atraco fiscal a las clases medias y a las empresas para financiar los mayores recursos en Defensa. Eso, además de esquilmar los más de 4.000 millones del Fondo de Contingencia, incrementar la deuda y realizar trampas contables para disfrazar el gasto militar dentro de otras partidas para evitar llevar el aumento del gasto al Parlamento, saltándose todos los controles democráticos al más puro estilo del franquismo y de los regímenes dictatoriales.
Un nuevo desprecio al Parlamento ante el descalabro al que apunta la búsqueda de apoyos. Porque, aún si se consigue el "sí quiero" de SUMAR, el mantenimiento de las negativas de Podemos, Bildu y ERC hacen inviable la aprobación del incremento del gasto en defensa al que Sánchez se ha comprometido con los socios europeos. A los independentistas, los filoetarras y a los enemigos de España no les interesa la seguridad y la fortaleza del Estado sino su debilidad para conseguir sus objetivos.
Así las cosas sólo le queda a Sánchez recurrir al rescate del Partido Popular. Un salvavidas necesario al que desprecia pero en el que confía por la intersección y la presión de los populares europeos a sus socios españoles.
Presiones que probablemente existan con el añadido de que el PP de Núñez Feijóo es un partido de Estado, consciente de que aumentar el gasto en defensa es hoy más que nunca imprescindible para garantizar la seguridad y la democracia de una Europa abandonada por el excéntrico, irreflexivo y veleidoso Donald Trump. Un Partido Popular que es el mayoritario en el Parlamento, que ganó las elecciones y que mal haría en ceder al trágala de un personaje tóxico y nada fiable como Sánchez.
Precisamente es por sentido de Estado, por respeto a los valores democráticos y a la dignidad de sus votantes a los que Sánchez desprecia, Feijóo debe condicionar su apoyo a la firma de un pacto de Estado sobre la política exterior y de defensa, además de imponer un debate parlamentario en el que el jefe del Ejecutivo explique sus pretensiones y sus objetivos y se comprometa públicamente a cumplir con los acuerdos, además de a romper con sus socios desleales y anticipar las elecciones.
En definitiva, Sánchez en estado puro, manipulador, carente de escrúpulos y con un único objetivo, mantenerse en La Moncloa caiga quien caiga. Como afirmaba recientemente Nicolás Redondo Terreros cuando asistimos a tiempos convulsos y de configuración de un nuevo orden mundial, "donde se necesita una política de adultos Sánchez no está preparado intelectualmente para ser un líder".