Opinión

El acceso estatal a los datos personales

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Javier Puyol /Magistrado y letrado del Tribunal Constitucional en excedencia. Socio director de Puyol Abogados

El acceso estatal a los datos personales es uno de los aspectos más críticos y controvertidos en el ámbito de la protección de datos en la era digital.Implica la capacidad de los gobiernos para obtener y procesar datos personales, ya sea directamente de las personas, de empresas privadas o de otras entidades que gestionen información.

Este acceso se justifica, en teoría, como una herramienta para garantizar la seguridad nacional, la lucha contra el terrorismo, la prevención del delito, la ciberseguridad, la protección de la infraestructura crítica, e, incluso para gestionar emergencias como desastres naturales o pandemias. Sin embargo, el alcance, los métodos y las condiciones bajo las cuales los gobiernos acceden a los datos personales varían ampliamente entre países, lo que plantea complejos desafíos éticos, legales, técnicos y geopolíticos.

Dicho acceso estatal se produce en un entorno global caracterizado por la creciente digitalización de todos los aspectos de la vida, el enorme valor estratégico de los datos, y, las tensiones geopolíticas sobre el control de estos. Los datos personales se han convertido en un recurso esencial no solo para las empresas privadas, sino también para los estados, ya que proporcionan información crítica que puede ser utilizada para tomar decisiones estratégicas en diversas áreas.

No obstante, ello, el uso gubernamental de los datos plantea preocupaciones fundamentales sobre la privacidad, los derechos humanos y el equilibrio de poder entre ciudadanos y estados. Los gobiernos justifican el acceso a los datos personales bajo una variedad de premisas, que están directamente relacionadas con el interés público.

Algunas de las razones más comunes son:

a). La seguridad nacional. Los Estados consideran que el acceso a datos personales representa una herramienta indispensable para prevenir amenazas graves como: el terrorismo, el espionaje, los ciberataques y el crimen organizado transnacional.

b). La prevención y la persecución del delito. Las fuerzas de seguridad y las autoridades judiciales utilizan los datos personales para investigar delitos graves, como: el tráfico de drogas, la trata de personas, el fraude financiero, el blanqueo de capitales y la explotación infantil en línea. Los registros de comunicaciones, las ubicaciones geográficas, y, los historiales de transacciones bancarias suelen ser piezas clave para resolver estos casos.

c). La ciberseguridad. En un mundo donde los ciberataques son cada vez más frecuentes y sofisticados, los gobiernos argumentan, que necesitan monitorear datos para prevenir intrusiones en sistemas informáticos críticos, garantizar la seguridad de las infraestructuras digitales, y, proteger a los ciudadanos frente a amenazas en línea.

d). La gestión de emergencias y la salud pública. Durante la producción de emergencias como pueden ser: las pandemias, los desastres naturales, o, las crisis sanitarias, los gobiernos pueden requerir acceso a datos personales para coordinar respuestas eficaces.

e). La protección de infraestructuras críticas. Las infraestructuras críticas, como los sistemas eléctricos, de telecomunicaciones, transporte y suministro de agua, dependen de sistemas digitales que recopilan datos personales. Los gobiernos pueden justificar el acceso a estos datos para garantizar la continuidad de los servicios, y, al mismo tiempo prevenir los ataques, que puedan paralizar sectores esenciales.

f). Los intereses económicos estratégicos. En algunos casos, los datos personales se utilizan para garantizar el cumplimiento de políticas económicas o comerciales, como la lucha contra la evasión fiscal, o, el comercio ilegal.

Con relación a los retos y controversias del acceso estatal a datos, cabe señalar los conflictos con los derechos de privacidad, donde el acceso estatal puede entrar en conflicto directo con la privacidad, especialmente, si no existen mecanismos adecuados de supervisión y rendición de cuentas.

Otro elemento a resaltar es, la falta de transparencia, ya que en muchos países, las operaciones de vigilancia y acceso estatal se realizan en secreto, lo que dificulta el conocimiento público, y, aumenta el riesgo de abuso de poder. O la vigilancia masiva y la discriminación, donde los sistemas de vigilancia masiva pueden dirigirse de manera desproporcionada contra ciertos grupos, como son: las minorías étnicas, religiosas o políticas, lo que genera evidentes preocupaciones sobre los supue4stos de discriminación, y, de opresión.

Los conflictos internacionales, también tienen su importancia, ya que la extraterritorialidad de ciertas leyes ha generado tensiones con otras jurisdicciones, especialmente, aquellas con marcos de protección de datos estrictos, como el RGPD.

También ha de tenerse en consideración el impacto que se produce en las empresas multinacionales, ya que las mismas se enfrentan con el desafío de cumplir con solicitudes gubernamentales de acceso a datos, sin que ello suponga violar la privacidad en otras jurisdicciones.

Por todo ello, se hace preciso un mayor equilibrio entre la seguridad y los derechos fundamentales. Así el acceso estatal a los datos personales plantea un dilema fundamental: ¿cómo equilibrar la necesidad de los gobiernos de garantizar la seguridad pública con la obligación de respetar la privacidad, y, proteger los datos de sus ciudadanos?

Este equilibrio requiere de:

a). La existencia de marcos legales claros y proporcionados, donde las leyes deban definir claramente las condiciones, limitaciones y procedimientos para el acceso estatal, asegurando, que las solicitudes sean necesarias, proporcionales y específicas.

b). La prevalencia de una supervisión independiente, donde las operaciones de acceso estatal deben estar sujetas a supervisión por parte de organismos independientes, que garanticen la legalidad, y, la rendición de cuentas.

c). La exigencia de una mayor transparencia, y, de una educación pública. En este sentido, los gobiernos deben informar a los ciudadanos sobre cómo se utilizan sus datos y garantizar que puedan recurrir a mecanismos legales en caso de abuso.

d). Una mayor colaboración internacional, ya que es esencial desarrollar acuerdos globales, que armonicen los estándares de acceso estatal, y, la protección de datos para evitar conflictos regulatorios.

En un mundo cada vez más interconectado, la capacidad de los gobiernos para acceder a datos personales seguirá siendo un tema central en el debate sobre la privacidad, los derechos humanos, y, la seguridad. Como consecuencia de ello, cabe afirmar que solo un enfoque equilibrado, transparente y supervisado puede garantizar, que este acceso no socave las libertades fundamentales que busca proteger.