Cómo digerir en una pyme o 'startup' la llegada de un perfil de gran empresa
- Si el aterrizaje no se gestiona bien, puede ser que el talento no logre adaptarse y se sienta frustrado
Javier Krawicki
Madrid,
La incorporación de profesionales procedentes de grandes corporaciones a pymes y startups es un punto de inflexión que puede transformar profundamente la estructura y el rumbo de estas organizaciones. Estos talentos llegan cargados de conocimientos técnicos, redes de contactos y experiencias que pueden aportar un nivel de profesionalización y estrategia difícil de adquirir en otros contextos.
Sin embargo, esta incorporación debe gestionarse con un enfoque muy particular, pues los entornos de las pymes y startups son, en esencia, radicalmente distintos a los de las grandes empresas. Ni mejor, ni peor... simplemente, distintos. Lo que está sucediendo con cada vez más frecuencia y a nivel internacional es que cada vez más talentos cambian de trabajo pasando de compañías multinacionales a pymes o startups.
Es fácil imaginar el potencial impacto positivo de contar con alguien que conoce procesos de alto nivel y tiene una visión estratégica a largo plazo, pero para que esto se materialice es fundamental prestar atención al proceso de aterrizaje, tanto en términos operativos como culturales. La llegada de un profesional corporativo puede enriquecer la cultura organizacional, pero también puede generar tensiones si no se maneja adecuadamente.
Estos perfiles suelen estar acostumbrados a estructuras jerárquicas, procesos formales y recursos amplios, mientras que las pymes y startups operan en entornos dinámicos, ágiles y con recursos limitados.
La transición no siempre es sencilla, y aquí es donde la gestión de este cambio cobra relevancia. No se puede pretender que un talento proveniente de una gran empresa se adapte de inmediato sin un acompañamiento adecuado, ni que una startup o pyme funcione igual que una corporación.
Si el aterrizaje no se gestiona bien, existe el riesgo de que este brillante profesional no logre adaptarse y termine sintiéndose frustrado, afectando no solo a su desempeño, sino también al equilibrio del equipo.
El impacto cultural es otro factor crítico. Incorporar un perfil con una mentalidad corporativa a una organización con una cultura más horizontal y colaborativa puede ser un arma de doble filo.
Por un lado, esta persona puede ayudar a establecer procesos más sólidos y estructurados, pero, por otro, si no entiende la esencia y los valores de la pyme o startup, podría generar conflictos internos o, incluso, erosionar el espíritu emprendedor que caracteriza a estas empresas.
Por ello, es vital trabajar en una integración cultural que permita aprovechar lo mejor de ambos mundos: la experiencia del profesional y la creatividad y dinamismo del equipo existente.
Si bien las ventajas son muchas, no podemos ignorar los retos que pueden surgir. Por un lado, la adaptación a un entorno más dinámico. Para alguien acostumbrado a procesos largos y cadenas de aprobación complejas, el ritmo frenético y la falta de estructura de una startup o pyme puede resultar abrumador.
Por otro lado, la gestión de expectativas. En una gran corporación, los recursos suelen estar disponibles con mayor facilidad. En una pyme o startup, los presupuestos son más ajustados y los equipos más pequeños, lo que puede requerir ajustes en la forma de trabajar y en las expectativas.
Y también la resistencia cultural. El estilo de liderazgo que funciona en una gran empresa no siempre se adapta bien a una cultura más horizontal y colaborativa. Por eso, es importante que tanto el profesional como la empresa trabajen en una integración cultural efectiva.
Claves para el éxito en la incorporación
Selección cuidadosa: no basta con buscar experiencia, hay que buscar el "fit" cultural. Es crucial identificar a candidatos que no solo tengan las habilidades técnicas, sino también la mentalidad abierta y la flexibilidad necesarias para prosperar en un entorno más ágil.
Acompañamiento en la adaptación: un buen onboarding es esencial, es decir, facilitar el conocimiento del entorno, los valores y las dinámicas internas ayudará a que su incorporación sea más fluida.
Aprovechar su experiencia de forma estratégica: estos profesionales no están para replicar las estructuras corporativas en una pyme, sino para aportar lo mejor de ambos mundos, por lo que debe permitirse que contribuyan con su visión sin perder la esencia emprendedora.
Finalmente, hay que tener en cuenta que el impacto de estas incorporaciones trasciende lo inmediato. Un profesional de este calibre puede actuar como un catalizador de crecimiento, ayudando a establecer estándares más altos y profesionalizando áreas clave.
Así que, si se considera incorporar a alguien con experiencia en grandes corporaciones, no hay que tomarlo como un simple cambio en la plantilla, sino como una oportunidad estratégica para transformar una organización desde dentro. El mensaje clave para aquellas personas que lideran pymes o startups es claro: no hay que temer incorporar talento de grandes corporaciones. Con las herramientas y gestión adecuadas, puede ser el impulso necesario para llevar el negocio al siguiente nivel.