Opinión

El poder de la comunicación para autónomos y pymes

  • Tanto el mundo del periodismo como el de las agencias de comunicación están expuestos a un entorno más complejo, cambiante, dinámico y diversificado

Carolina Morales
Madrid,

En la era de la (des)información, no todo vale para captar la atención. Grandes empresas, pymes y autónomos tienen que saber contar historias, siguiendo la máxima de que dato no mata relato. Estas historias deben ser reales y creíbles, además de parecerlo. Y honestas, por mucho que las maquillemos apelando a los sentimientos, emociones e instintos más primarios.

Vivimos inundados de un exceso de información, que se transmite a velocidad de vértigo. Los medios de comunicación tradicionales, en ocasiones intoxicados, han perdido parte de su influencia, dejando de ser los principales transmisores de noticias y mensajes en detrimento de un sinfín de nuevos canales por donde bulos y fakenews campan a sus anchas.

No se pueden poner puertas al campo. El uso de redes sociales como Instagram o TikTok es directamente proporcional a la caída de ventas que están sufriendo los periódicos en papel, por ejemplo. Y ante este cambio de paradigma; autónomos, pymes y grandes compañías deben replantearse sus estrategias de comunicación.

El desafío no tiene parangón. Y mientras tantas empresas demuestran no haberse enterado, otras muchas sí se han subido al imparable tren de la digitalización para acompasar con estrategias de comunicación sus propios planes de negocio. Tan peligroso es ahora vendarse los ojos y taparse los oídos como ser superficiales y regirse únicamente por el denostado clickbait. Pero es que, por desgracia, el sentido común sigue siendo muchas veces el menos común de los sentidos.

Tanto el mundo del periodismo como el de las agencias de comunicación están expuestos a un entorno más complejo, cambiante, dinámico y diversificado. Un entorno que, por un lado, debería de llevar a los ciudadanos a buscar la veracidad y certidumbre en medios de confianza serios y rigurosos. Y que, por otro, aboca a las empresas a actuar en consecuencia.

Los nuevos canales de comunicación no sólo condicionan la manera de ejercer el periodismo para informar a la sociedad sino que han alterado nuestras relaciones más personales y sociales, nuestros hábitos de consumo, nuestra forma de vivir. Y las empresas no pueden vivir de espaldas a esta nueva realidad, pues su competitividad -cuando no su supervivencia- pueden estar en juego.

Hay que saber contar historias a los periodistas, buscando la mejor visibilidad y reputación en el debate público y mediático. Pero la diversidad de canales también ofrece la posibilidad de dirigir los mensajes directamente a los ciudadanos, todos ellos potenciales clientes en un mundo tan hiperconectado. Todo dependerá del momento y, por supuesto, de lo que busquemos.

Tanto la visibilidad en los medios de comunicación como el tipo de relación que se establezca con los ciudadanos tienen su reflejo en el devenir de una empresa. Y, permítanme el trabalenguas, saber contar lo que se cuenta, o no, en las cuentas de resultados cada vez resulta más importante.

Las estrategias de comunicación deben ir de la mano de las estrategias comerciales, ya sea de multinacionales o de trabajadores autónomos. Y pueden permitir a los más pequeños competir en igualdad de condiciones frente a los más grandes.

Es el poder de la comunicación, arma para que David venza a Goliat. Un poder tan importante para generar relaciones de confianza, lograr o fidelizar clientes, atraer talento, captar inversores, prestigiar la imagen de una empresa o mejorar su reputación.

Un poder clave para el crecimiento y la competitividad, también, de autónomos y pymes. Porque al hablar de comunicación, el tamaño importa, pero sólo en su justa medida.

Es cierto que autónomos y pymes difícilmente tendrán a su alcance los recursos que pueden emplear las grandes empresas. Pero también es verdad que las nuevas estrategias de comunicación permiten abaratar costes, economizar esfuerzos, ser más flexibles y dinámicos, y -en definitiva- hacer más con menos.

No se trata de comunicar por comunicar, ni de subir un vídeo a Tik Tok y sentarse a esperar. Es cuestión de tener una visión transversal, de marcarse un objetivo y de circular con las luces largas hasta conseguirlo, combinando la estrategia con la táctica.

Desde lo más básico, como redactar correctamente un whatsapp o un email para lograr el mayor engagement posible, hasta diseñar los más sofisticados planes y acciones. Ya sabemos que lo que no se comunica, no existe. Y que, en la era de la (des)información, las empresas que mejor lo hagan, que comuniquen con cercanía, fiabilidad y transparencia, independientemente de su tamaño, son las que se llevarán el gato al agua.