¿Qué es lo que no se entiende de Venezuela?
- La falsa democracia celebra unas elecciones para aliviar las sanciones norteamericanas
- La resistencia chavista peligra a las petroleras como único sector exportador del país
Francisco de la Torre Díaz
"¿Qué es lo que usted no entiende, Maduro?" Es un hecho fáctico, empírico y ganó Edmundo González Urrutia". Resulta difícil ser más claro, apasionado y sintético que el brevísimo discurso de Washington, "el turco", Abdalá, representante de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos sobre las elecciones en Venezuela. Pero, si a los beneficiados por el régimen de Maduro les resulta difícil admitir la realidad de la derrota, imagínense al propio Nicolás Maduro. Ahora bien, ¿por qué ganó Edmundo González Urrutia?
La respuesta corta es porque González Urrutia fue el único candidato opositor al que le dejaron presentarse. Obviamente, no era el candidato ideal, porque fue embajador con Hugo Chávez, ni el más popular, y las primarias las había ganado María Corina Machado, con gran diferencia la política más popular de Venezuela. Pero, aun así, González obtuvo más del 70% de los votos. Y esto, además, con todos los medios en contra, y con infinitas dificultades para hacer campaña. Esto quiere decir que lo que votaron, masivamente, los venezolanos fue echar a Maduro y al chavismo. Probablemente, prácticamente cualquier candidato que hubiese presentado la oposición hubiese barrido en las elecciones.
Y la razón por la que la oposición barrió no es porque Venezuela sea una dictadura represiva, que lo es, sino porque es un régimen fracasado económicamente. La primera pregunta es por qué hubo elecciones si Venezuela no es, precisamente, un ejemplo de democracia. La razón es el alivio de las sanciones norteamericanas pactado con la Administración Biden, a cambio de elecciones libres. Este acuerdo fue, paradójicamente, un resultado de la invasión rusa de Ucrania. La respuesta fueron las sanciones a Rusia, que es el principal productor y exportador de petróleo del mundo. Para compensar el petróleo ruso en el mercado internacional, Estados Unidos rebajó las sanciones a Venezuela, es decir permitió a sus empresas comprar más crudo venezolano.
Venezuela tiene mucha producción petrolífera, pero no es capaz de refinar la mayor parte del crudo que extrae por los problemas de mantenimiento de las refinerías, y la falta de inversiones. De hecho, el crudo pesado de la franja del Orinoco no es fácil de refinar. De hecho, esto lo hacían fundamentalmente las refinerías norteamericanas del golfo de México. Además, las petroleras norteamericanas pagaban y pagan el crudo a precio de mercado y en dólares. Otros "clientes" como Cuba lo hacen en "cooperación" médica, "militar" y "de inteligencia". Esto resulta particularmente importante en un país cuyos ingresos proceden, fundamentalmente, de vender crudo. Ahora otros países como China han tomado el relevo, aunque no es fácil escapar de las sanciones occidentales.
Las elecciones fueron básicamente un error de cálculo. El régimen chavista se creyó sus propias mentiras. En primer lugar, no era, ni es, consciente de su extrema impopularidad. En segundo lugar, pensó que controlando los órganos que tienen certificar los resultados, basta con declarar unos resultados falsos, en los que, por supuesto, Maduro gane. Pero, esto hubiese funcionado, si el resultado hubiese estado un poco más ajustado, y la oposición no hubiese estado organizada. Como no se cumplieron ninguna de las dos condiciones, ahora lo que tenemos es que la oposición ha publicado copia de las actas del 86% de las mesas de votación, en la que hay una diferencia de más de cuarenta puntos a favor de Edmundo González.
A estas alturas, dado que las elecciones fueron el 28 de julio, está claro que la oposición no ha falsificado las actas que ha publicado en la web, porque el régimen de Maduro no ha publicado un solo caso. Por otra parte, el régimen chavista tampoco ha publicado las actas. Y aunque Maduro hubiese tenido todos los votos del 30% de mesas cuyas actas no tiene la oposición, aun así, González Urrutia hubiese ganado. Esto quiere decir que la victoria de González Urrutia es un hecho.
¿Tiene sentido repetir las elecciones como proponen los presidentes de Brasil y Colombia? Pues no mucho, por varias razones, pero fundamentalmente, porque en casi ningún país nadie gana abrumadoramente. Y si en unas elecciones donde se pierde por cuarenta puntos, se puede forzar una repetición por el mero expediente de no aceptar la realidad, tendríamos un precedente peligrosísimo, aunque sólo sea porque la única fuerza decisoria sería el ejército, y no todos los ejércitos de Latinoamérica estarían por la labor de respetar determinados resultados. Pero, si el régimen venezolano, si se viese obligado a repetir las elecciones, volvería a perder.
No hay otro país del mundo, salvo quizás Siria, en el que haya emigrado un 25% de la población en la última década. Y la inmensa mayoría no son refugiados políticos en sentido estricto, sino gente que busca ganarse la vida ante una caída de la renta per cápita de más de un 70%. ¿Cómo ha podido ocurrir esto? Pues se ha hecho siguiendo literalmente a Lenin: "la forma más segura de destruir las bases del capitalismo es la corrupción de la moneda" (citado por Keynes). Para que nos hagamos una idea, en 2021 hubo que quitar 6 ceros a la moneda (dividir entre un millón). Y es que, en los dos años anteriores, las tasas de inflación fueron del 9.585% y 2.959%, este año 2024 la inflación prevista según el observatorio venezolano de finanzas es de "sólo" estará entre el 250 y el 360%. Esto lleva a que no se invierta, lo que también ha afectado a la producción y refino del petróleo, que se pase al trueque y que las importaciones se reduzcan al mínimo, porque nadie quiere los bolívares que se han imprimido sin control.
¿Puede revertir esto el régimen de Maduro? La respuesta corta es que no, porque su única fuente de ingresos es la exportación de crudo, que se verá resentida por las inevitables sanciones si no se reconoce la derrota electoral. Y aunque así no fuese, una política anti-inflacionista implica unos sacrificios importantes que no parece que el chavismo pueda ni quiera asumir, y por supuesto no da resultados a corto plazo. La hiperinflación acabó con la república de Weimar en Alemania en los años 30, pero probablemente será también la tumba del régimen chavista.
Un régimen impopular y fracasado, y que no tiene apoyos que lo puedan sostener acabará cayendo. El problema es que la resistencia a reconocer la realidad acabe en un baño de sangre, o en emigraciones masivas porque la economía venezolana siga cayendo y no sea capaz, simplemente, de alimentar a la población. De una situación así, en cualquier caso, sólo se sale presionando a los regímenes totalitarios para que entiendan que, si no negocian una salida, su situación y la de sus partidarios puede empeorar, porque está claro que la situación de la mayoría de los venezolanos ni les ha importado ni les importa. No caigamos en la desesperanza, como señalaba en 1863 Abraham Lincoln: "El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desparecerá de la faz de la tierra".