Opinión

Higiene del código: el poder silencioso en las inversiones tecnológicas de 'private equity'


    Enrique O´Connor

    Desde hace mucho tiempo, las inversiones de capital privado sitúan la salud financiera, los riesgos legales y el potencial de crecimiento en el primer plano del proceso de toma de decisiones. Sin embargo, un aspecto que se tiene menos en cuenta, pero es igualmente significativo -la calidad del código- ha empezado a reclamar la atención que le corresponde. Del mismo modo que unas cuentas financieras saneadas son un requisito previo para una inversión sólida, un código fuente y una infraestructura tecnológica impecables son fundamentales para impulsar la escalabilidad y el crecimiento futuro.

    Desde el punto de vista del inversor, la calidad del código mide la escalabilidad de un activo tecnológico, su capacidad para integrarse perfectamente con los sistemas existentes para obtener sinergias y su capacidad para mejorar el EBITDA sin necesidad de grandes inversiones adicionales.

    Entonces, ¿cómo discierne un inversor la calidad que se oculta bajo capas de código? Aquí es donde la due diligence tecnológica, centrada en la higiene del código, se convierte en primordial.

    Higiene del código: el eje de la 'due diligence' tecnológica

    A diferencia de las finanzas y la contabilidad, donde las normas están bien definidas, no existe una metodología universalmente aceptada para evaluar el código. Analizar el código fuente es un paso necesario en la due diligence tecnológica para revelar vulnerabilidades cibernéticas y dependencias de código abierto. Pero estas métricas por sí solas no ofrecen a los inversores información clara y procesable sobre los riesgos futuros de la tecnología y su capacidad de crecimiento.

    Por lo tanto, la evaluación de la higiene del código revela mucho más sobre el potencial del software para escalar sin grandes costes adicionales. Factores como el historial de codificación, la coherencia técnica y la cohesión del equipo pueden arrojar luz sobre la capacidad de una empresa tecnológica para operar de forma sostenible.

    He aquí algunos ejemplos concretos de lo que la higiene del código revela sobre una empresa tecnológica y cómo esto puede ayudar a los private equities (PE) en su decisión de inversión.

    Comprender la higiene del código significa apreciar el entorno tecnológico en su conjunto. Cuando se analizan bien, parámetros tan sencillos como el número de lenguajes de programación utilizados en el código base resultan muy reveladores. En efecto, cuanto mayor es el número de lenguajes utilizados, más difícil resulta encontrar desarrolladores que dominen cada uno de ellos. A partir de esa métrica, un inversor sabrá si necesita planificar una costosa migración tecnológica o centrarse en una costosa contratación de desarrolladores, lo que podría comprometer la rentabilidad de la inversión.

    Un análisis de la higiene del código mediante una exploración del repositorio Git (un Git es un centro compartido para el código fuente de un proyecto) revelará cómo se distribuyen los conocimientos en el equipo de desarrolladores y dónde reside la experiencia en codificación. Si la mayoría ayuda a los inversores a identificar a las personas clave que deben ser retenidas, también señala los cuellos de botella que podrían afectar a la escalabilidad del activo y al EBITDA futuro. Además, una exploración de Git parecerá menos intrusiva que una exploración de código para las empresas reacias a compartir su código fuente, lo que simplificará a los private equity la tarea de convencer a su objetivo de adquisición de que se someta a una auditoria de software o due diligence tecnológica.

    La exploración de la higiene del código también revelará cómo el activo tecnológico puede integrarse en carteras más amplias o trabajar en tándem con otras adquisiciones. Esto incluye examinar la cultura de codificación dentro del equipo. La presencia de prácticas de codificación como CI/CD (integración continua/despliegue continuo), pruebas automatizadas y gobernanza sobre software de código abierto, arrojan luz sobre la destreza de los responsables técnicos a la hora de fomentar una cultura de calidad del código. Una buena cultura de calidad del código también atrae más talento, lo que se traduce en productos de mayor calidad y una mayor satisfacción del cliente.

    Por último, una buena higiene del código fuente sienta las bases de una buena ciberseguridad. Aunque ninguna medida puede garantizar la inmunidad absoluta frente a los ciberataques, disponer de una higiene del código fuente tranquiliza sobre la capacidad de la empresa tecnológica para limitar las brechas y los ataques. Un software bien fortificado contra brechas asegura la continuidad del negocio, amplificando directamente su valor de salida futuro.

    En esencia, al examinar meticulosamente la higiene del código durante la due diligence tecnológica, los inversores de capital riesgo pueden determinar la calidad intrínseca del software, su potencial de integración sin fisuras y su trayectoria de crecimiento futuro, todos ellos factores determinantes para las decisiones de inversión en el sector tecnológico. También subraya el hecho de que invertir en un activo tecnológico tiene que ver tanto con las personas y los procesos, como con el código que producen.