Opinión

Los yogures y su fiscalidad, un debate pendiente

    Foto: eE

    Antoni Bandrés

    Los alimentos de la cesta de la compra son, quizá, una de las principales prioridades —por no decir la primera— de los hogares españoles. Y llenar la nevera de alimentos saludables y nutritivos también, por lo que es fundamental fomentar el acceso a una dieta equilibrada, fresca y nutritiva.

    Recordemos que, en España, los alimentos se caracterizan por tener dos tipos de IVA: el 4%, centrado en los productos básicos, como el pan, la leche o los huevos; y el 10%, que se aplica al resto de alimentos, como es el caso de los yogures y las leches fermentadas, que llevan años con este gravamen y, por lo tanto, con este trato impositivo desigual cuando se trata, de forma indudable, de unos alimentos con una alta densidad nutricional.

    Por ese motivo, desde la Asociación Española de Fabricantes del Yogur y Postres Lácteos Frescos (AEFY) llevamos tiempo trasladando a las Administraciones e instituciones la necesidad de iniciar un debate sobre la fiscalidad de estos alimentos lácteos, basándonos en unos criterios tan objetivos como sus beneficios saludables, el trato desigual con respecto a otras categorías y el ahorro que supondría para las familias a la hora de hacer la compra.

    Criterios objetivos.

    Comencemos por el primero: el yogur y las leches fermentadas son alimentos nutricionalmente densos, al ser fuente de importantes nutrientes que ayudan a mejorar la calidad de la dieta dentro de un patrón de alimentación equilibrado y saludable.?

    Estos alimentos lácteos aportan un 4% de los minerales y vitaminas necesarios?para nuestro organismo, como calcio, proteínas, fósforo, magnesio, potasio, zinc, yodo y vitaminas A, D, B2 y B12.

    Por estos importantes beneficios, no se entiende que el yogur y las leches fermentadas se encuentren discriminados y tengan una fiscalidad del 10%, y no del 4%.

    Estos alimentos lácteos tienen un valor nutricional similaro incluso mayor— que otras categorías que sí poseen un IVA exento o superreducido y con el mismo arraigo en la dieta mediterránea que el yogur. Recordemos que, cada día, los españoles toman alrededor de 22 millones de unidades, lo que constata la gran aceptación de estos alimentos, estando presentes en el 95% de los hogares.

    Debido a la popularidad de los yogures y leches fermentadas, especialmente en los hogares con niños y niñas, no debemos olvidarnos de los beneficios económicos que traería esta medida fiscal estructural. Según nuestros cálculos, la reducción del tipo impositivo al 4% permitiría al conjunto de las familias españolas un ahorro de 80 millones de euros, lo que facilitaría, sin duda, que en las familias con rentas bajas pudieran asegurar el consumo de, al menos, un yogur al día entre los niños y niñas.

    Por ello, esta revisión fiscal sería muy eficaz para garantizar la ingesta de los nutrientes necesarios para el correcto crecimiento y desarrollo de los más pequeños.

    Quizá debamos, una vez más, fijarnos en lo hacen otros países europeos. Así, por ejemplo, en Francia el tipo impositivo de estos alimentos lácteos es del 5,5%; mientras que en Bélgica es del 6% y en Alemania, del 7%.

    Y, si nos centramos en nuestro vecino portugués, su medida fiscal es la más decidida, ya que no solo ha decidido aplicar el 6% al IVA del yogur, sino que, además, ha implantado una rebaja temporal al 0%, que se extenderá hasta octubre de este año 2023. Así pues, si se aplica el IVA superreducido a los yogures y leches fermentadas, no solo estaríamos sumándonos a las tendencias fiscales europeas, sino también estaríamos fomentando un entorno más favorable para la competitividad y el comercio internacional.

    Por todo ello, es un error que se aplique el IVA del 10% a unos alimentos nutricionalmente tan densos y saludables como los yogures y leches fermentadas y urge iniciar un debate para corregir una medida tan subjetiva e injusta.

    No podemos permitir que España se quede rezagada en esta materia, y por tanto es hora de poner en marcha una política fiscal proporcional que incentive el consumo de alimentos saludables y contribuya al bienestar de toda la sociedad.