Opinión

Opinión: Carta abierta a la alcaldesa Ada Colau

    El abogado Juan Carlos Giménez-Salinas. Foto: Luis Moreno.

    Juan Carlos Giménez-Salinas

    Consiguió la alcaldía gracias a los votos del que fue primer ministro francés, Manuel Valls, que de este modo alejaba el Gobierno de Barcelona de los partidos independentistas, ya que su partido era minoritario. Ada Colau lidera un partido de extrema izquierda y ella misma posee una arraigada ideología que no le permite comprender ni aplicar políticas diferentes a las suyas y las de su grupo político.

    Estos años en los que ha ejercido la alcaldía, los barceloneses y especialmente las clases medias y los grandes y pequeños empresarios, han sufrido su desprecio por ignorar sus legítimos intereses.

    Han visto cómo Barcelona no defendía todo aquello por lo que habían luchado durante tantos años y ha gobernado la ciudad bajo un solo prisma ideológico, el suyo, sin tener en cuenta que Barcelona es una ciudad transversal en la que conviven múltiples intereses y necesitada de definir un futuro que le permita alentar una plácida convivencia para sus habitantes y mostrarla al mundo interesado por la cultura, la historia, la industria y los negocios.

    Ahora, además ha traspasado todos los límites al castigar a una nación y un pueblo, Israel y los judíos. Esta decisión, gravísima, si debiera tomarse, cosa que niego, porque Barcelona es una ciudad abierta al mundo y todas sus gentes sea cual fuere su religión, raza o nacionalidad, la debería haber tomado consultando a todos los partidos del consistorio y mediante votación en el pleno, al menos de este modo podrían hallarse representados todos los barceloneses. La ha tomado mediante decreto, sin consultar a nadie, excepto los de su propio partido de extrema izquierda.

    De este modo posiciona Barcelona y a todos sus ciudadanos en una urbe que discrimina a un pueblo que ha sido y es parte esencial de la historia de la ciudad. Pueblo que ha contribuido y contribuye desde siempre al engrandecimiento de Barcelona.

    A partir de hoy Barcelona se convierte en noticia global como ciudad que excluye, que juzga y anatemiza a un sector de la ciudadanía por las actitudes aparentes emprendidas por un país ajeno a ella. Ada Colau, por sí y mediante decreto y además en minoría en el consistorio, ha creado un conflicto internacional que seguro acarreará consecuencias negativas para nuestra ciudad.

    Los barceloneses se han levantado por la mañana atónitos al comprobar que la alcaldesa ha decidido, sin consultar con nadie, castigar conductas y ciudadanos y a un país, cuando su papel y para lo que se la eligió, era mejorar y actualizar Barcelona, para nada más. La alcaldesa, con arrogancia y soberbia, ha trasladado a una ciudad entera, plural y abierta, su pensamiento y su ideología, perjudicando gravemente la historia milenaria de la capital de Cataluña.

    La alcaldesa Ada Colau, debe rectificar de inmediato anulando este decreto y si no lo hace debe dimitir. Este tema es tan grave para la ciudad, que si no dimite, el resto de los partidos que conforman el consistorio deben destituirla para poder anular el decreto de la alcaldía y demostrar al mundo que Barcelona no piensa ni se halla representada por esta alcaldesa irresponsable y sectaria.