Opinión

Malos tiempos para la juventud


    Joaquín Leguina

    La situación laboral de la juventud española ha sido y es insoportable. Los datos lo muestran y demuestran. La sobrecualifiación y la infracualificacion forman parte de este disparate. Entre ambos colectivos se coloca una Formación Profesional (FP) muy insuficiente en la educación pública. De suerte que acceder a una buena FP, por ejemplo, de Diseño, resulta hoy más difícil (nota de corte) que a una ingeniería. Lo sé por experiencia de mi nieta.

    Desde 1985, año en que empieza Eurostat a suministrar estadísticas, en España nunca ha habido una tasa de paro juvenil por debajo del 17,3%, que corresponde a marzo de 2007, cuando no había crisis. Los últimos datos de Eurostat (2021) en torno al paro en España de 16-24 años son:

    Parados de 16 24 años: 276.000 hombres; 264.000 mujeres.

    Activos de 16 a 24 años: 951.000 hombres; 789.500 mujeres.

    Tasa de paro 16-24 años en porcentaje: 29,0% hombres; 33,4% mujeres.

    A esto se une el escaso desarrollo de la FP dual, que facilita el paso de la escuela al empleo y que está largamente instaurada en Alemania, por ejemplo. Y también la querencia de las universidades a dificultar que los alumnos combinen estudios y trabajo.

    El especialista Florentino Felgueroso ha escrito a este propósito lo siguiente:

    "Hay evidencia empírica que demuestra que, por ejemplo, decenas de miles de estudiantes de ingeniería que trabajan en McDonald's en EE. UU. luego no han continuado en el McDonald's sino que han sido ingenieros y han tenido una transición mucho más fácil a su profesión, con una ventaja respecto al resto de estudiantes puros".

    Pero lo más contradictorio es que los jóvenes de 16-24 años son cada vez menos. En 1950 la edad media de un español era de 27,5 años, el Instituto Nacional de Estadística calcula que en 2030 ya estará por encima de los 49.

    El periodista Jordi Amat lo describía así en comparación con lo ocurrido a su generación (la nacida en 1978):

    "A diferencia de lo vivido por mi generación, que empezó a currar antes de la Gran Recesión, en los últimos años la inserción asalariada completa de los jóvenes se ha retrasado. Han pasado menos tiempo dentro del sistema laboral formal y han tenido relaciones laborales más precarias, algo que se intensifica en ciudades cuya estructura productiva está dominada por la terciarización. Consecuencia directa de ello es la edad en la que los españoles se independizan: a los 29,8, tres años más tarde que la media europea".

    Este retraso en la independencia familiar trae consigo el retraso en el emparejamiento convivencial y con él un tremendo retraso en la edad al nacimiento de los hijos. Cuando yo hice mi máster en Demografía en la Sorbona, varios profesores nos dijeron que lo mejor para las mujeres (sanitariamente) era tener hijos antes de los treinta años. Charlando hace unos días con una madre de seis hijos, me dijo que los había tenido todos con más de treinta años.

    Si a todo esto se une el precio de las viviendas, tanto en propiedad como en alquiler, parecería que la sociedad española se está dirigiendo a nuestra juventud con las palabras que dan título al artículo de Jordi Amat: "Si eres joven, te jodes".