¿Qué esperar de la COP27?
Stéphane Monier
La Conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP27 se celebra en Sharm El Sheikh (Egipto) del 6 al 18 de noviembre. Durante el evento se pondrá de manifiesto la urgente necesidad de poner en marcha unos planes de reducción de emisiones más sólidos, y se prestará mayor atención a las necesidades del mundo en desarrollo. Destacamos a continuación sus tres puntos clave.
1. Reducir emisiones y mantener 1,5°C
La última Conferencia de las Partes (COP26), celebrada en Glasgow, supuso un gran avance en algunos ámbitos de la acción climática, con nuevos compromisos para eliminar la energía del carbón, limitar la deforestación y las emisiones de metano. El Pacto Climático de Glasgow mantuvo viva la ambición de limitar el calentamiento global a 1,5ºC, al menos sobre el papel, ya que muchos países establecieron objetivos de emisiones nuevos o actualizados, y se comprometieron a revisarlos y reforzarlos para septiembre de 2022.
No obstante, sólo el 12% (23 de 197) de los países cumplieron con el plazo. Muchos de los compromisos actuales carecen de medidas de aplicación detalladas y objetivos de reducción anual, que serán más importantes a medida que se acerque el plazo de 2030 para reducir las emisiones a la mitad. Una evaluación de la ONU publicada a finales de octubre concluye que "no existe una vía de acción fiable" para mantener el aumento de la temperatura global en 1,5ºC. Las políticas actuales apuntan a un aumento de 2,8ºC para el final de este siglo, y de 2,4 a 2,6ºC si se cumplen todos los compromisos hasta la fecha. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático señala que ya se ha producido un aumento de 1,1 °C.
Este año se han producido algunos avances: el nuevo gobierno de Australia ha vuelto a la mesa del clima y la India ha fijado objetivos de emisiones más exigentes. La combinación de las fuerzas que impulsan la transición hacia la sostenibilidad está aportando un nuevo análisis y soluciones. La iniciativa independiente de objetivos basados en la ciencia (SBTi), por ejemplo, se ha convertido en el estándar de oro para los objetivos corporativos de cero emisiones, canalizando con éxito la atención de los medios de comunicación y de los inversores para impulsar el cambio.
2. Enfoque en el mundo en desarrollo
A medida que la emergencia climática aumenta, los debates en la COP27 podrían ser especialmente tensos. Este año se han producido sequías devastadoras en Kenia, se ha inundado un tercio de Pakistán, se ha producido el verano europeo más caluroso de los últimos 500 años y un grupo de naciones insulares ha pedido un nuevo hogar cuando el suyo se ha hundido. Se han levantado las manifestaciones por el clima. Con una nueva presidencia africana, esta COP se centrará en una transición "justa". Los países del G20 representan el 80% de las emisiones mundiales, pero los mayores daños suelen recaer en las naciones más pobres. La promesa hecha en 2009 por las naciones ricas de 100.000 millones de dólares anuales para ayudarles a afrontar la crisis climática no se ha materializado. La financiación existente ha sido criticada por no centrarse en subvenciones, sino en préstamos con pocas concesiones respecto a los tipos de mercado, y a las naciones de renta media en lugar de a las más pobres.
En medio de una crisis alimentaria y energética, las conversaciones sobre el aumento de los fondos, la búsqueda de nuevos modelos de financiación y la compensación de las naciones en desarrollo por las "pérdidas y daños" sufridos hasta la fecha tendrán un carácter más urgente. Las naciones vulnerables han propuesto impuestos globales sobre el carbono, los viajes aéreos, el transporte marítimo o las transacciones financieras para hacer frente al impacto de las inundaciones, los incendios forestales y el desarrollo de sistemas de detección temprana. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido que se apliquen impuestos a las empresas energéticas.
Mientras tanto, Alemania ha propuesto un "refugio global contra los riesgos climáticos" para debatir en la COP27. Esto financiaría una mejor seguridad social y reservas para catástrofes, recurriendo en gran medida a soluciones de seguros y reaseguros, donde Alemania tiene una importante experiencia empresarial. Se necesitarán más ideas creativas como éstas, que se basen en fuentes de financiación tanto públicas como privadas.
3. Fijación de precios de la energía y del carbono: la clave
La COP27 se celebra en un contexto de guerra entre Rusia y Ucrania, que ha rediseñado radicalmente las redes y políticas energéticas del mundo. La energía es un tema central para la cumbre, ya que su producción y consumo representan alrededor de dos tercios de las emisiones mundiales, según el Foro Económico Mundial, y la mayor parte sigue basándose en los combustibles fósiles. Esta proporción ha cambiado muy poco en la última década, aunque actualmente hay algunas razones para ser más optimistas. Si bien la crisis energética provocada por las acciones rusas en Ucrania ha dado un impulso a la energía del carbón a corto plazo, a más largo plazo ha acelerado el cambio de los combustibles fósiles hacia las energías renovables, en parte porque los mayores costes de los combustibles fósiles crean mayores incentivos para las soluciones verdes. El plan REPowerEU adelanta las iniciativas de energía sostenible; la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU. contiene alrededor de 370.000 millones de dólares en financiación de energías limpias. Ambas podrían ser catalizadores de una mayor inversión del sector privado.
En medio de la persistente inflación y el aumento de los costes de la deuda, el atractivo del gasto público ecológico a gran escala ha disminuido. Sin embargo, los avances tecnológicos hacen que la energía solar y eólica sean competitivas con el carbón y el gas a la hora de construir nuevas infraestructuras. Las nuevas políticas nacionales de los países desarrollados harán que las inversiones en energías limpias aumenten un 50% respecto a los niveles actuales para 2030, hasta alcanzar unos 2 billones de dólares, según estima la Agencia Internacional de la Energía. Resulta alentador que sea en los países en vías de desarrollo donde se encuentra el mayor potencial y donde se están haciendo algunos de los mayores avances. La India ha alcanzado pronto los objetivos nacionales de producción de energía limpia; Namibia y El Salvador tienen algunos de los porcentajes más altos de energía solar en su combinación energética. Otros países más pequeños también se están incorporando. La COP27 puede ayudar a compartir las mejores prácticas y facilitar una mejor transferencia tecnológica que permita que las naciones en desarrollo puedan beneficiarse de las nuevas soluciones.
Otro aspecto en el que se centrará la cumbre será la fijación de un precio del carbono más realista que refleje el coste de las emisiones y contribuya a impulsar el capital hacia soluciones ecológicas. El FMI estima que los precios del carbono o los sistemas de comercio de emisiones sólo cubren alrededor de un tercio de las emisiones mundiales, mientras que el precio medio actual de 6 dólares por tonelada debe acercarse a los 75 dólares para 2030. Se espera que la COP27 también debata la cuestión de las compensaciones de carbono, o la financiación de actividades que neutralizan las emisiones o las eliminan de la atmósfera. En este sentido, aprobar un mayor escrutinio de las actividades, una mayor normalización y una regulación por parte del Consejo de Integridad del Mercado Voluntario del Carbono sería un gran paso adelante.
Stéphane Monier es Chief Investment Officer de Lombard Odier Private Bank.