Opinión

Sánchez indulta la reforma laboral


    José María Triper

    Era una de las promesas clave de su programa electoral. La derogación de la reforma laboral, que tanto había demonizado Sánchez desde la oposición a Rajoy, quedó aparcada cuando la moción de censura le llevó hasta La Moncloa y todo apunta a que va a seguir en el desván de las asignaturas pendientes al menos durante la próxima legislatura. Ya decía el gran cínico que fue Enrique Tierno Galván que los programas electorales se hacen para no cumplirlos y Pedro Sánchez ha salido en esa materia un alumno aventajado, sobre todo cuando el cumplimiento de sus compromisos choca con la realidad de la gestión y sus proyectos personales.

    Y ahora, tras su doble triunfo electoral, el proyecto de Sánchez es sentarse en la mesa de Europa con Merkel y Macrón. El Presidente y su equipo son conscientes de que España y el PSOE se han convertido en el único baluarte de la socialdemocracia europea que se ha hundido estrepitosamente en prácticamente todos los estados de la UE e incluso en Alemania ha sido superada por los Verdes. Cierto que también ha ganado en Portugal pero el peso político y económico del país vecino no le permite aspirar de momento a ocupar una posición de liderazgo.

    El Presidente tranquiliza a los empresarios y no pondrá palos en las ruedas de la competitividad

    Saben también Sánchez y los suyos que el triunfo de los populismos de Le Pen y Salvini en Francia y en Italia y el Brexit en el Reino Unido, obliga a los líderes de las potencias europeas y de los dos grandes partidos tradicionales a formar un gran bloque de contención frente a quienes pretenden minar desde dentro los principios de derechos y libertades europeos y también la propia Unión. Y tanto la situación política como la grave desaceleración económica que padece Italia invalida al país transalpino para ocupar el puesto que han dejado los británicos entre los tres grandes de Europa.

    Un hueco al que aspira ahora España con pleno fundamento y para el que es imprescindible el compromiso firme con la estabilidad y las líneas básicas de la política económica marcada por Bruselas vía Francia y Alemania. En medios próximos a la sede socialista de Ferraz confirman que tanto Macrón, durante el encuentro que mantuvo con Sánchez en París, como Merkel en la cumbre europea posterior, ya han advertido al presidente del Gobierno de que "la reforma laboral no se toca".

    La continuidad en el mercado laboral, si acaso algo de maquillaje y retoques poco significativos, además de prudencia en los cambios fiscales son las líneas rojas que los grandes de Europa han marcado al Ejecutivo de Madrid y que este está dispuesto a aceptar y a respetar. Este es el mensaje que desde La Moncloa han transmitido ya a la CEOE y que han repetido tanto la ministra Calviño como el propio Presidente en Sitges, tranquilizando a un estamento empresarial al que han asegurado que "no van a poner palos en las ruedas de la competitividad". Eso y que Iglesias y Podemos pueden seguir esperando sentados para entrar en el Gobierno. Habrá que creer, al menos hasta que no nos demuestren lo contrario.