Opinión

Señales de alarma en la eurozona



    La Unión Monetaria tuvo un difícil cierre de 2018, con Italia en recesión y Alemania estancada. El comienzo de 2019 no supuso ninguna mejora. Lo demuestra la contracción este mes de la actividad industrial del conjunto de la eurozona, la primera en casi seis años según el índice PMI.

    Pese a lo contundente del dato, es pronto para dar por hecho que el conjunto de la economía europea se halla en recesión. Sería una conclusión apresurada que minusvaloraría el avance que muestra el sector servicios, el mayor del último trimestre.

    Con todo, los expertos avisan de que, por grande que sea el tirón de la demanda interna gracias a la baja inflación, apenas compensa los apuros que afronta un sector económico crucial como la industria automovilística. En su anemia influye la implantación de la nueva, y exigente, normativa ecológica

    comunitaria. Guerra comercial

    Pero mucho más decisiva es la tensión que la guerra comercial entre EEUU y China provoca en las exportaciones. Pese a que ambas potencias se comprometieron a llegar a un pacto el mes próximo nada garantiza que el conflicto se cierre, lo que puede impactar aún más en Europa. Conviene estar alerta y no fiarlo todo al BCE. Es cierto que en marzo podría resucitar las inyecciones de liquidez, pero las capacidades de su política monetaria son ya limitadas.

    España cuenta con un crecimiento sólido para afrontar esta situación y es cierto que se han evitado medidas erróneas, especialmente la masiva alza de impuestos que contenían los Presupuestos. Ahora bien, pueden aún darse pasos en la dirección equivocada, como desactivar la reforma laboral, que elevarían la incertidumbre y privarían a las empresas de instrumentos que volverán a ser necesarios en una situación económica más difícil.