Opinión
Los alimentos innovadores: ¿son aceptados o rechazados por los consumidores?
- La mitad de los españoles están dispuestos a probar nuevos productos
Claudia Costaguta, Osvaldo Retondaro
¿Cómo responden los consumidores españoles a las continuas innovaciones que se ofrecen en alimentos? Es interesante analizar este tema, entre otros motivos, por la elevada tasa de fracaso que registra el lanzamiento al mercado de nuevos productos en general.
Para responder a esta cuestión hemos realizado una encuesta cuyas preguntas se han basado conceptualmente en las teorías de los economistas Witt y Scitovsky. Witt analizó los procesos de aprendizaje que llevan a la especialización de los compradores en determinados grupos de productos, dentro de los cuales están más dispuestos a demandar innovaciones. Por su parte, Scitovsky, partiendo de investigaciones neuropsicológicas, destacó que las personas necesitan buscar la novedad como una fuente de estímulo positivo. El resultado general de la encuesta permite afirmar que los consumidores están abiertos a comprar nuevos alimentos que cubran necesidades insatisfechas, y sean "saludables, apetecibles y con una buena relación calidad-precio".
Se presentan a continuación los resultados más significativos de la investigación.
Al analizar la idea de especialización en el proceso de compra, preparación y consumo de alimentos se obtuvieron los siguientes resultados.
El 77,2% de la muestra manifestó un significativo interés en la realización de la compra de alimentos. Las personas los adquieren tomando una gran cantidad de decisiones heurísticas con base en sus conocimientos acumulados. Valoran simultáneamente en su elección factores económicos, de salud, calidad, practicidad, y culturales.
El grado de aprendizaje de los consumidores fue valorado por sus niveles de conocimientos sobre el mercado bajo análisis. Al preguntar "¿cuánto sabe sobre temas de alimentación?" El 56,6% de los encuestados categorizó sus conocimientos en las posiciones 'Bastante' y 'Mucho'.
En términos dinámicos se indagó si consideraban que sus conocimientos en temas de alimentación habían crecido a través del tiempo. El 66% de los encuestados calificó dicha evolución dentro de las categorías 'Bastante' y 'Mucho'.
Con la finalidad de evaluar los procesos de aprendizaje y pericia adquirida, se ha preguntado a los encuestados por su experiencia de los individuos al cocinar. El 61,8% la califican dentro de las categorías 'Bastante' y 'Mucha'.
Los resultados obtenidos permiten concluir que el aprendizaje incorporado, por la acumulación de experiencias y de nuevos conocimientos, refleja un consumidor especializado en el sector y, por tanto, abierto a las innovaciones.
Para indagar sobre el placer de la búsqueda de innovaciones, se realizaron las siguientes preguntas.
"¿Cuál es su primera reacción ante un alimento novedoso?" El 49,1% respondió que se siente atraído por dichos productos"; el 49,2% se involucraría en procesos de aprendizaje y prueba de nuevos alimentos y sólo el 1,7% de los encuestados los rechazaría.
Al indagar respecto al placer que les causa comprar alimentos novedosos, un 50,1% de los encuestados respondió que es una situación muy placentera. En el otro extremo sólo el 10,4% encuentra poco y nada de placer en la compra de alimentos novedosos.
El 54,4% de la muestra estuvo de acuerdo con la afirmación "constantemente pruebo comidas o alimentos nuevos y diferentes".
Ante la propuesta "me gusta probar restaurantes étnicos nuevos", el 46,1% de los individuos mostró su acuerdo; un 29,8% manifestó indiferencia, y el 24,1% restante no estuvo de acuerdo con la afirmación. El placer derivado de las nuevas experiencias gastronómicas explicaría el rápido crecimiento de los restaurantes que ofrecen cocina extranjera. Como anticipó LIpovetsky: "De los 30.000 restaurantes que hay registrados en París, más de la mitad cultiva la cocina internacional, con platos extraños y exóticos. El hiperconsumidor busca el placer cada vez más en la variedad, el cambio, el descubrimiento de lugares y artículos nuevos, en la fantasía y originalidad de los platos"
El riesgo asumido ante la decisión de compra de innovaciones alimentarias, fue valorado con la afirmación: "Comprar alimentos nuevos es una decisión que me causa temor". El 58,3% de los participantes se mostró en desacuerdo; un 28% expresó indiferencia y el 13,7% afirmó estar de acuerdo con ella. Si el temor a elegir una innovación es bajo, la curiosidad por la novedad genera satisfacción al consumidor.
Para evaluar la consistencia de la pregunta anterior, los entrevistados debían expresar su nivel de acuerdo con la afirmación: "Ante alimentos novedosos, elijo rápidamente el que quiero consumir". El 50,4% de los encuestados concuerda con ella; el 31,3% es indiferente; el 18,3% se muestra en desacuerdo. Ante productos sobre los que el consumidor tiene experiencia cotidiana de compra y consumo, dicho aprendizaje permite elegir rápidamente aún al presentarse una novedad en ese mercado. Las respuestas a esta pregunta reflejan tanto el concepto de especialización en el consumo de Witt, como el placer por la búsqueda de la novedad de Scitovsky.
Las conclusiones de este segundo bloque de preguntas, relacionadas con la propuesta de Scitovsky, evidencian que la población se dividirá casi por mitades entre quienes privilegian la reiteración de sus hábitos y quienes muestran su interés por experimentar con nuevos alimentos y demandarían esas innovaciones.
Finalmente, se preguntó qué características priorizan al comprar un alimento innovador. El 85,1% de los encuestados valoran tres ejes: que sea saludable, apetecible y con una buena relación calidad-precio.
Como conclusión de la encuesta se puede afirmar que las innovaciones que satisfagan necesidades en base a los ejes citados tendrán sus primeros compradores entre los consumidores especializados y con mayor curiosidad por las novedades, dado que más de la mitad de los consumidores españoles se interesan por los nuevos alimentos.