Opinión

La resistencia de los países emergentes

    Foto: Getty.

    Luke Barrs

    Desde que el presidente de EEUU, Donald Trump, anunciara en marzo pasado la imposición de unos aranceles del 25% sobre importaciones chinas por valor de 50.000 millones de dólares, los mercados bursátiles se han movido a golpe de noticias.

    En primer lugar, China respondió primero aplicando aranceles de "igual escala, igual intensidad", esto es, aplicando un 25% a 50.000 millones de dólares en importaciones en bienes políticamente sensibles.

    Más recientemente, EEUU ha introducido formalmente aranceles sobre 34.000 millones de dólares en productos chinos y amenaza con ampliar la medida sobre otros 200.000 millones, al tiempo que redobla las tasas sobre Turquía.

    El anuncio ha afectado al comportamiento de la renta variable, ya que provocó la salida de en torno a 20.000 millones de dólares de las bolsas de los mercados emergentes y depreció un 15% el valor de esta clase de activo (en dólares estadounidenses) respecto al pico máximo que había alcanzado en enero.

    Dado que Trump había mostrado su agenda proteccionista en una agresiva campaña antes incluso de celebrarse las elecciones estadounidenses de 2016, cabía esperarse un cierto deterioro de la relación comercial entre EEUU y China. Sin embargo, la intensidad de la escalada de la guerra comercial ha cogido a los mercados con la guardia baja, ya que muchas amenazas que el presidente estadounidense había hecho resultaron retóricas.

    Mientras prosiga el toma y daca de esta escalada de guerra comercial resulta vano tratar de predecir exactamente qué acabará ocurriendo. Como inversores a largo plazo, creemos que es crucial seguir centrados en los fundamentales, que siguen siendo sólidos para las economías de mercados emergentes.

    En este sentido, es necesario destacar primero que la mejora agregada en los fundamentos de los mercados emergentes en los últimos años ha sido significativa. Desde que en el verano de 2013 se produjera el conocido como episodio del 'Taper Tantrum' (aquel en el que la Reserva Federal iniciara la gradual retirada de estímulos monetarios), las economías de los emergentes han adoptado una serie de me-didas necesarias cuyo re-sultado se ha reflejado en saldos por cuenta corriente más saludables, una inflación más baja y mejores perspectivas de crecimiento.

    En segundo lugar, es necesario insistir en que los emergentes constituyen un universo heterogéneo donde muchos países permanecen bastante aislados de las tensiones comerciales, a pesar de lo que pueda sugerir el número de titulares de prensa. Incluso en lo que se refiere a China, los aranceles propuestos representan solo el 2% de las exportaciones chinas, o el 0,4% del PIB de toda la nación. En otras palabras, el arancel del 25% equivale al 0,1% del PIB de China. Si la situación empeora, creemos que China está bien preparada para emplear los recursos fiscales y monetarios para mitigar de alguna manera el impacto económico de las presiones comerciales en curso.

    En tercer lugar, los mercados de acciones de los emergentes están cada vez más orientados al mercado interno. Estados Unidos representa solo el 8% de los ingresos directos de las empresas de las economías emergentes y solo el 2% de los de China. Aunque hay claros efectos colaterales si se producen restricciones adicionales al libre comercio, las perspectivas de beneficio son favorables sobre los emergentes hasta el momento.

    Después de haber estado constreñidos durante gran parte de la última dé-cada, los beneficios han mostrado signos de mejora, superando el 20% en 2017 y se espera que crezcan más del 10% este año a pesar de las tensiones recientes. Resulta alentador que la rentabilidad financiera (ROE) también haya estado contribuyendo positivamente a los retornos de los emergentes por primera vez desde 2011, a medida que mejoran los márgenes y la rentabilidad corporativa.

    Los inversores que basamos las decisiones en los fundamentales de las empresas tenemos la capacidad de invertir de una manera significativamente diferenciada respecto al mercado. Esto nos permite buscar negocios que sean menos sensibles a las agendas políticas y que puedan crear valor sobre el ciclo del mercado, independientemente de cómo evolucionen las tensiones comerciales. La mayor volatilidad que hemos observado en los últimos meses también puede crear oportunidades de inversión interesantes para los gestores de activos.

    Una guerra comercial en toda regla dañaría los ingresos y el crecimiento de las exportaciones, interrumpiría las cadenas de suministro globales para, finalmente, lastrar el apetito de riesgo. Sin embargo, los mercados emergentes aún son resistentes y las perspectivas fundamentales para la renta variable en estos mercados siguen siendo positivas. Continuamos esperando una mejora en la prima de crecimiento de los Mercados Emergentes respecto a los mercados desarrollados en los próximos años, un entorno que históricamente se ha correlacionado con el rendimiento superior de los mercados emergentes. Y seguimos confiando a más largo plazo en que los emergentes representarán cerca del 75% del crecimiento mundial en la próxima década: serán capaces de sacar a casi 1.200 millones de personas de la pobreza y conducirlos a la clase media, apoyando negocios diferenciados y orientados al mercado doméstico. Con el reciente movimiento vendedor, el precio de las acciones en los mercados emergentes está por debajo de su promedio a largo plazo y con un descuento del 25% respecto a los mercados desarrollados, lo que ofrece una oportunidad de entrada interesante para una senda de recuperación duradera.