Opinión

'Digital Finance': hacia un nuevo modelo de función financiera

    Foto: Dreamstime.

    Manuel González Fernández

    Es un hecho que la digitalización afecta de forma integral a la cadena de valor de las compañías; ahora bien, si generalmente este proceso comienza en las áreas de mayor interacción con el cliente, se despliega de forma rápida hacia todos los ámbitos, afectando también a la función financiera. Lejos de verse como una amenaza, este proceso ha de entenderse como una oportunidad de alcanzar lo que reiteradamente se ha exigido a esta función: evolucionar de su tradicional concepción como función soporte a una función generadora de valor con un rol clave en la gestión del negocio y en su posicionamiento en el nuevo ecosistema.

    Teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías digitales y su nivel de aplicabilidad a la función financiera, es posible anticipar cómo podría ser la operativa de la función financiera digital.

    Por un lado, combinando de forma óptima cloud, robotics e IA, las áreas de administración y contabilidad pueden evolucionar hacia un modelo de plataforma automatizada de servicio capaz de soportar íntegramente sus procesos de front y back office. Esta evolución no es sólo una cuestión de eficiencia y de menores costes operativos, sino que la adopción de este esquema de servicio reduce el time to market y aumenta la flexibilidad para atender las necesidades del negocio, incrementa el nivel de cumplimiento y de control interno sobre la operativa, promueve la calidad en el servicio e impulsa la innovación en continuo.

    Por otro lado, con las nuevas capacidades analíticas y el máximo aprovechamiento de un volumen de información cada vez mayor, la función de control de gestión puede experimentar un cambio más que material. Ya no se trata de intentar prever la evolución de las principales magnitudes de forma artesanal. Los drivers clave del negocio se modelizan sobre algoritmos predictivos que exprimen al máximo toda la información disponible en los data lakes para proyectar con un mayor nivel de certeza y de forma más ágil su evolución a futuro. De un modelo de planificación basado en la experiencia y de corte estático se evoluciona a uno de tipo analítico, con capacidad de autoaprendizaje y de naturaleza dinámica, una planificación más sofisticada que se completa con un seguimiento integral del negocio (visión 360º), más profundo e intuitivo y de mayor accesibilidad (anytime and anywhere) al optimizar la explotación de ese mayor volumen de información disponible a través de cloud, Big Data y visual analytics.

    Respecto a la gestión de la financiación y la liquidez, las compañías han trabajado en la evolución de su modelo (racionalización del mapa bancario, simplificación de pagos y cobros, etc) pero ahora la digitalización -principalmente robotics, analytics y blockchain- ofrece nuevas oportunidades de mejora. En ese sentido, la aplicación de los nuevos facilitadores digitales sobre un modelo de banco interno permite intensificar la generación de eficiencias (pagos y cobros on behalf, netting multilateral, innovación sobre PSD2, conciliaciación real time, etc) y aumentar el rendimiento de la liquidez disponible mediante tomas de posición en mercado óptimas en términos de rentabilidad-riesgo, así como la adhesión a plataformas supply chain finance. El impacto de las nuevas tecnologías digitales en la función financiera no se limita a sus capacidades de gestión. Su modelo organizativo se ve también afectado. Por un lado, la digitalización impulsa cambios en la forma en que se pueden organizar sus operaciones (internalización versus externalización, mayor centralización y extensión del perímetro de modelos de CSC, …) y, por otro, induce la incorporación de nuevos elementos para el gobierno y aplicación efectiva de estas tecnologías (Centro de Excelencia de Robotics o analítico para la función de administración y la de planificación, respectivamente). Todo ello, sin olvidar el impacto en las personas y las necesidades de gestión del cambio que afloran al evolucionar de una ejecución humana a una ejecución altamente automatizada.

    Las compañías se ven obligadas a digitalizarse para defender su posición en el mercado. No hacerlo supone adentrarse en un camino de vía muerta. La función financiera debe participar activamente en este proceso aportando criterio e impulsando su propia digitalización. Es un reto clave, que no puede obviar y que debe convertirse en el catalizador de la transformación de su modelo de servicio y propuesta de valor hacia los negocios.