Opinión

Un mes de un Gobierno en absoluta minoría


    Francisco Jerez Lozano

    Un mes en el poder es lo que lleva Sánchez. Desde entonces, lidera el Gobierno con el idilio de los comienzos, marcado por el marketing político y por una actualidad que se agolpa, variando la agenda tan rápidamente que no deja margen para calibrar cómo será su mandato. Aunque la tesis más plausible es que, además de ser un gobierno de guiños, a veces con tintes estadounidenses alejados de la realidad española, Sánchez quiere hacer mucha política en su legislatura pese a que esta no transcurra por los escaños del Congreso.

    Desde el inicio se ha constatado que quiere recuperar la batalla cultural y de ideas para aislar al PP e intentarlo también con Cs (las dos derechas, como el propio presidente las denomina). El PSOE puede ser minoría en el hemiciclo pero va a tratar de recuperar la hegemonía social librando esta guerra desde La Moncloa, que es desde donde se marca la agenda. Así se explica la elección de las materias en las que buscará la confrontación: el grito feminista del 8-M, insertado en vicepresidencia; recuperar el eje izquierda-derecha, apelando a las emociones que aún suscita el franquismo; capitanear la idea de la España plurinacional, diversa pero unida, que resuelve el conflicto con los independentistas catalanes frente al inmovilismo del anterior Gobierno; ser adalid de los Derechos Humanos, eliminando las concertinas y acogiendo refugiados y la recuperación de la sanidad universal.

    Por el momento ha abierto las hostilidades en esos asuntos con la confianza de que la sociedad visualice que la culpa de todos esos problemas es de las dos derechas que han gobernado la España previa a su moción. Es un desafío considerable que se acrecentará cuando inevitablemente el Gobierno presente leyes sin certezas sobre cuál será su resolución, pero es una estrategia hábil para hacer política desde la absoluta minoría y para recuperar la preeminencia en la coalición de votantes de izquierdas que trata de aglutinar alrededor de los mencionados consensos ideológicos. Será apasionante observar los movimientos tácticos que despliegue el presidente Sánchez para conseguir su objetivo: perpetuarse el mayor tiempo posible en el poder.