Opinión

Chile vota, ¿importa la primera vuelta?


    Marcos Suárez Sipmann

    Este domingo se celebra la primera vuelta de las presidenciales en Chile para elegir al sucesor de Michelle Bachelet. Y la vista ya está puesta en la segunda ronda del 17 de diciembre.

    El expresidente Sebastián Piñera, de la coalición conservadora Chile Vamos, es el favorito en los sondeos. La última encuesta del Centro de Estudios Públicos otorga un 48 por ciento de intención de voto al empresario multimillonario, que ya gobernó entre 2010 y 2014. Piñera deberá enfrentarse al candidato oficialista, el senador Alejandro Guillier, de Nueva Mayoría, que podría alcanzar entre un 26 por ciento y un 28 por ciento.

    Hay una impresión generalizada de que Bachelet se concentró en las reformas (sistema electoral, reforma tributaria, laboral, energía, salud, ley del aborto) a costa de la economía, los servicios públicos y la infraestructura.

    La desaceleración favorece las expectativas de Chile Vamos. Sin embargo, la principal causa de la cómoda ventaja de Piñera es la fragmentación del centroizquierda (con seis candidatos). La difícil convivencia entre las distintas fuerzas, especialmente la tensión entre Democracia Cristiana y Partido Comunista, incidieron en la ruptura del bloque y la división de la izquierda política.

    Guillier es quien en mayor medida puede considerarse continuador de Bachelet. Ninguna de sus muchas propuestas cambia en lo sustancial el curso de las reformas estructurales planteadas por el actual ejecutivo. Refuerza la noción de derechos sociales y una actuación estatal en todos los ámbitos, con escaso protagonismo del sector privado. Reconoce que la actual tasa de crecimiento es insuficiente para sostener todo este conjunto de derechos sociales, pero no detalla cómo aumentarlas. O conseguir el objetivo de crear en torno a un millón de empleos de calidad. Atribuye la pérdida de dinamismo de la economía a una deficiente productividad, aunque sin mencionar el grave debilitamiento de los incentivos al sector privado experimentados bajo la Nueva Mayoría. Se insiste en la inversión en infraestructura. Hay asimismo un fuerte acento para descentralizar y fortalecer las instituciones regionales.

    Salvo contadísimas excepciones, no hay precedentes de cambio de tendencia en la segunda vuelta cuando la primera mayoría sobrepasa el 40 por ciento y la diferencia es de 20 puntos. Cabe pues formularse la pregunta: ¿es relevante la primera vuelta?

    Sí, por el alto número de indecisos, casi un tercio de los que declaran ir a votar. Y en el plano político servirá para saber el peso real de otros candidatos. El de la periodista Beatriz Sánchez, que lidera el bloque de izquierda Frente Amplio. Su candidatura ciudadana ha ido perdiendo fuerza en los últimos meses. El FA busca constituirse en una alternativa a los partidos tradicionales. O el verdadero apoyo con el que cuenta el ultramontano José Antonio Kast, que se identifica con el legado de la dictadura.

    De interés será el resultado alcanzado de la candidata de DC, Carolina Goic, que provocó un cisma en el oficialismo. Es la primera vez desde 1990 que DC no va con Nueva Mayoría (ex Concertación). Existe un voto oculto para una leve mejora de sus pobres expectativas. Si lo logrado fuera menor al 10 por ciento, significaría que el centro político se traslada de una posición socialcristiana a una más liberal. Otro representante de la izquierda es el agresivo Marco Enríquez Ominami.

    Un dato clave a tener en cuenta es el nivel de participación. De los poco más de 14 millones de chilenos habilitados para votar, se espera que tan solo un 44 por ciento vaya a las urnas. Una nueva ley electoral eliminó la obligatoriedad del voto. Desde entonces se agudizó la abstención, si bien este fenómeno forma parte de una tendencia histórica. El problema se concentra sobre todo entre jóvenes y ciudadanos de menores recursos, que luego verán menos representada su voz. Muchos chilenos ya no se sienten representados por los desprestigiados partidos políticos. Una desafección que obedece en parte a escándalos por financiación ilegal y otros casos de corrupción.

    La sensación que deja la campaña es amarga. Brotes de populismo. Aspereza y descalificaciones. Ausencia de temas como salud y pobreza extrema. Otra cuestión apenas presente en los debates fue la gestión exterior y las capacidades internacionales de los candidatos.

    En Latinoamérica predominan ahora los gobiernos moderados y de centroderecha. Las afinidades con esos otros mandatarios son prioritarios para la diplomacia de un país que, de toda la región, es el más dependiente de la globalización y las relaciones exteriores.

    También en la Unión Europea los partidos más a la izquierda están en declive. Con los EEUU de Trump de momento lo mejor es pasar desapercibido y Chile ya mantiene un Tratado de Libre Comercio.

    En esta convocatoria se elegirán además los integrantes del legislativo (diputados y mitad del Senado) y se renovarán los consejeros regionales. Por primera vez participarán los chilenos en el extranjero. Más de 40.000 residen en España.