Evitar la complacencia en el turismo
elEconomista.es
La industria turística española se muestra confiada tras los atentados de Barcelona y Cambrils. Empresas y touroperadores resaltan la madurez que esta actividad tiene en nuestro país y el "peso" que la buena imagen de España se ganó en el exterior. Sin duda, debe valorarse el esfuerzo del sector por mostrar entereza y esforzarse a la hora de superar lo más rápido posible el shock.
Ahora bien, conviene ser cautos y esperar para calibrar en su justa medida todo el alcance que tendrán los ataques. El hecho de que, previsiblemente, el volumen de cancelaciones sea pequeño en lo que queda de temporada estival no es significativo. El alto coste de anular, en pleno agosto, reservas ya confirmadas disuadirá a muchos turistas de hacerlo. La experiencia de otros países golpeados por el terrorismo muestra cómo los efectos se producen en periodos más largos de tiempo.
En Francia, los atentados de París y Niza restaron, al cierre de 2016, 1,5 millones de turistas, un 9 por ciento menos respecto a 2015. En el caso español, además, se da la circunstancia de que se beneficia de un gran volumen de turismo prestado, esto es, de aquél que eliminó otros destinos mediterráneos de su lista, en búsqueda de mayor seguridad.
Por tanto, pese a las evidentes fortalezas de España, ni su sector turístico ni sus autoridades pueden caer en la complacencia y minusvalorar los daños colaterales de los ataques en Cataluña. Muy al contrario, debe trabajarse desde ya en la subsanación de errores tan graves como el cometido por autonomías y ayuntamientos. Desoír las recomendaciones de Interior, a la hora de proteger con barreras físicas las zonas más concurridas, es una práctica que multiplicó temerariamente los riesgos.