Opinión
¡Un gobierno, por favor!
- La abstención del PSOE se decidirá a cambio de apoyo a sus autonomías y algunas canonjías.
Tengo una conocida que está en paro desde hace tiempo, al igual que el resto de su familia. Unos días antes de las elecciones me la encontré en la calle y le pregunté:
- ¿A quién vas a votar?
-¿Tú qué crees?, me contestó. Estos ya vemos lo que han hecho. Todo sigue igual. Quizá los otros lo arreglen...
-No es cierto que todo siga igual.
-Será para ti, yo estoy cansada de echar currículum y... nada. A mi marido lo llaman de un restaurante algunos fines de semana. Cualquier día nos quitan el piso donde vivimos con mis dos nietos y mi hija mayor.
-Lo siento, no sabía que andabas tan mal, es una situación excepcional.
-De eso nada. Será que no miras bien, porque hay miles de personas como yo.
-Por lo menos, para un millón de personas como tú, las cosas han cambiado. Es más o menos la cifra de empleo que creó el PP, de los tres millones que destruyó Zapatero. Si las cosas siguen así, igual pronto encuentras algo, mujer.
- Sí, algo en lo que me exploten y apenas me dé para vivir.
-Mira, no te engañes, si tienes alguna posibilidad de salir del agujero en el que estás metida es con un Gobierno del PP con apoyo del PSOE o de Ciudadanos. Lo demás nos conducirá a una ruina mayor.
Unos días después de los comicios del pasado 26-J, le volví a preguntar:
-¿A quién votaste?
-Me quedé en casa, contestó con cara de pocos amigos.
Creo que esta situación refleja lo ocurrido en las últimas elecciones. Casi un millón y medio de votos de la izquierda se quedó en casa y dio otra oportunidad de gobernar al PP. Esta vez, Rajoy ganó gracias a los indecisos. Se equivocan Pedro Sánchez o Albert Rivera si no apoyan a Rajoy. El electorado los volverá a castigar si no facilitan la gobernabilidad de España. La negativa de Sánchez parece una rabieta personal, difícil de entender hasta en su partido.
Veo muy difícil, sin embargo, que PP y PSOE puedan alcanzar un acuerdo de Gobierno. La posición de ambos partidos en asuntos relevantes, como las reformas de la Constitución, de la educación o de la legislación laboral, está en las antípodas.
En los temas laborales, Sánchez sufre fuertes presiones de los sindicatos para revertir las reformas. Sobre todo del líder de UGT, José María Álvarez, después de que su correligionario de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, comenzara a hacer guiños a Podemos.
La única salida es que se abstenga, probablemente a cambio de cesiones inconfesables, como la colocación de socialistas en puestos de prestigio como la CNMV, el Banco de España, el Tribunal de Cuentas o incluso el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, donde están pendientes de designar los representantes españoles desde marzo.
Montoro está llamado a jugar un gran papel, ya que tiene cogido por el gaznate a gobiernos de autonomías socialistas emblemáticas, como la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura o Castilla-La Mancha. Todas incumplidoras de los déficit y con cuentas pendientes con sus proveedores. También hay ciudades como Madrid, cuyo Ayuntamiento podría dar un vuelco si hubiera entendimiento entre los dos grandes partidos.
Ambos tienen mucho que ganar y poco que perder. Sobre todo, el PSOE, que necesita distanciarse de Podemos en algunos lugares donde gobiernan conjuntamente sin mucho entendimiento. Un caso de esos es Asturias, dirigida por el moderado Javier Fernández.
Sánchez lograría, de paso, descargar de argumentos a los barones que apoyan a Susana Díaz. Después de los malos resultados de la pasada semana, la presidenta andaluza se ha sentado a esperar que se equivoque para quitarle la secretaría general.
El crecimiento se frenó al 0,7 por ciento en el segundo trimestre, porque muchas empresas y ciudadanos aplazaron su decisiones de inversión. La formación de Gobierno daría el impulso que la economía necesita para seguir creando empleo y solventado situaciones complicadas, como la que contaba al comienzo de este artículo.
Pero, además, la victoria de Rajoy sobre el populismo afianzará la imagen de estabilidad de España ante las instituciones europeas y favorecerá sus aspiraciones de atraer sedes de organismos o entidades, que en los próximos meses tendrán que dejar Reino Unido, como anunció este viernes la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Sánchez debería pensar en el bien de España, además de en su propio interés. Necesitamos un Gobierno, ya.
Por lo demás, el protagonismo de la semana fue para Isidro Fainé, que pasó a presidir la Fundación La Caixa. Su retirada de la primera línea ejecutiva de Caixabank deja a Francisco González como el banquero más longevo y el único que controla un banco con ordeno y mando, como si fuera su cortijo. Así es imposible enderezar el resultado.