Luces y sombras en Estados Unidos
A primera vista todo parece indicar que la economía de Estados Unidos atraviesa un buen momento, pero si se analizan en profundidad sus cifras y su mercado de renta variable, junto con una política monetaria por parte de la Reserva Federal que plantea ciertas incertidumbres a medio plazo, la situación cambia.
Cierto es que la primera economía del mundo mantiene un buen ritmo de crecimiento, pero depende demasiado del consumo, que tiene una aportación al PIB mucho mayor que otros sectores, y cualquier cambio de tendencia podría afectarle. También cuenta con un mercado laboral sólido, y con unas cifras cercanas al pleno empleo, pero que está perdiendo momentum. Y con un mercado de renta variable que a priori presenta buenas cifras.
Sin embargo, estudiando la situación con más detalle, pensamos que la renta variable americana está cara. No en vano, a nuestro juicio, los precios actuales no se corresponden con las expectativas de beneficios de las compañías, y esto acarreará sorpresas en un futuro próximo. Una de las causas que ha propiciado este desequilibrio es el elevado volumen de recompras de acciones que han llevado a cabo las compañías estadounidenses después de la crisis. Tanto es así que más del 90 por ciento de los flujos netos que han entrado en el mercado este año pueden atribuirse a recompras corporativas. Por ello, consideramos que hay que ser muy selectivos a la hora de seleccionar las compañías donde invertir y, en nuestro caso, elegimos aquellas cuyos beneficios no provengan de este tipo de operaciones.
Asimismo, no hay que perder de vista la evolución del dólar, que creemos que tenderá a debilitarse ya que, a excepción de Europa, favorecería al resto de la economía mundial, especialmente a China y al resto de países emergentes cuyas economías están muy vinculadas a los movimientos del billete verde, y al precio de las materias primas. No obstante, dependerá en gran medida de las decisiones de política monetaria que adopte la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, que tras los últimos mensajes son difíciles de predecir.
No en vano, Yellen ha cambiado notablemente su discurso en las últimas reuniones. En septiembre de 2015 decepcionó a los mercados manteniendo los tipos sin cambios (cuando esperaban la primera subida), argumentando desequilibrios en China. Hasta ese momento, la Fed no había hecho referencia a la situación de otras economías para explicar sus decisiones. Tres meses después, anunció la primera subida de tipos en siete años, y no solo eso, estimó además que probablemente se producirían otros cuatro incrementos más en 2016. Sin embargo, el mes pasado la presidenta de la Fed rectificó sus previsiones y señaló que quizá se registrarán dos o tres alzas de tipos, como máximo. La no linealidad de la Reserva Federal en sus discursos dificulta predecir qué rumbo tomarán los mercados, y por ello es conveniente estar preparados para afrontar cualquier situación en uno u otro sentido.
Mientras, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón prosiguen comprando activos e inyectando dinero al sistema buscando por todos los medios impulsar el crecimiento y la inflación. En nuestra opinión, el BCE está haciendo lo correcto, salvo en el caso de los tipos negativos a la banca, ya que esto está perjudicando su negocio y el sistema financiero. Además, el problema en Europa es la falta de medidas políticas que acompañen las monetarias, sin ellas no se alcanzarán las metas.