Retorno a la fiesta del gasto ministerial
Juan Fernando Robles
El Gobierno ha anticipado los Presupuestos porque es tan voluntarioso que puede hacer que valgan para cualquiera, y, en particular, para los socialdemócratas, que vienen a ser todos los políticos que hay: los que lo son, los que se han vuelto y los que dicen que lo quieren ser. Con estos Presupuestos toda la oposición debería estar encantada, desde el PSOE a Podemos, que no sueñan con unos más adaptados a sus postulados: más ingresos para los funcionarios, más gastos en los ministerios y más Estado.
Es un Presupuesto en el que se vende la cuadratura del círculo, que le llaman impropiamente círculo virtuoso, es decir, que la Administración ahorrará dinero pero gastará más.
Casi todos los ministerios incrementan su gasto, financiándolo con el descenso en prestaciones por desempleo e intereses de la deuda así como con el aumento de ingresos fiscales gracias al crecimiento económico. Se dice que no hay margen para incrementar el gasto, pero se incrementan los estructurales, no aprovechando la coyuntura favorable para cerrar de una vez la brecha de un déficit que hay que seguir financiando y en el que se incurre voluntaria e innecesariamente, como si les diera urticaria aprovechar la oportunidad para plantear un escenario mejor.
¿A quién beneficia el gasto?
La pregunta que cabe realizar es qué necesidad tenemos y a quién beneficia incrementar el gasto en los ministerios si con el actual estamos creciendo a más de un 3%. Los políticos siempre quieren tener más dinero para aplicarlo a "políticas", es decir, distorsionar el mercado, subvencionar y repartir dinero, casi siempre mal, cuando no de forma corrupta como ha ocurrido hasta ahora.
No se les ha ocurrido que a lo mejor si siguen reduciendo el gasto de la estructura del Estado es mejor para España, ya que dejar los recursos en la sociedad traerá más creación de empleo y generación de riqueza. Pero no, siguen con el crowding out, con el efecto expulsión, y a la vez dicen querer fomentar la actividad privada, que es la que ellos mismos reconocen que genera riqueza.
Pero el PP renunció hace mucho a realizar la que todo el mundo creía que era su política: más liberal, menos intervencionista y menos orientada al gasto público. Ahora realiza una política socialista con un discurso más liberal, lo que está provocando una cierta esquizofrenia tanto en el partido como en su electorado, que no sabe muy bien que se defiende en verdad.
Se han creído las críticas de la oposición y están obsesionados con incrementar el gasto para contrarrestar las acusaciones de haber realizado dramáticos recortes, completamente infundadas porque en lo básico las administraciones han seguido dilapidando el dinero público a manos llenas y ahora se pretende que, gracias a los ahorros y nuevos ingresos, se dilapide más.
Si están creciendo los ingresos fiscales por encima del 5%, lo que habría que hacer es intentar profundizar más en la bajada de impuestos, descargando a los ciudadanos y las empresas de soportar la pesada carga de un gasto público que en muchas ocasiones no se traduce en nada positivo para los ciudadanos. Y los ahorros de gasto aplicarlos a la reducción del déficit, dejando el gasto de la Administración donde estaba el año pasado.
Inversión pública
La inversión pública, después del incremento de 2015, ha vuelto a congelarse, con un exiguo incremento de menos del 1%. Si bien no parece necesario generar muchas nuevas infraestructuras, la mejora de nuestra red viaria es muy urgente tras años de abandono y se ha renunciado a solucionar los problemas hidrológicos, pues la falta de solidaridad y la política de boina ha primado sobre la racionalidad, con gran perjuicio tanto para regantes como para el saneamiento de las cuencas y determinadas desembocaduras.
Pero estamos acostumbrados a un Gobierno que quiere ser más socialista que el PSOE y más populista que Podemos, que desde el primer momento renunció a realizar más política que la conducente a mantener el chiringuito para dejárselo en herencia a la izquierda, ya sea a cualquier otro partido o a ellos mismos, que se han situado a su propia izquierda.
Es posible que el PP tenga la oportunidad de aplicar este Presupuesto, pero también es posible que si pierde las elecciones no lo pueda hacer. Entretanto, le está sirviendo para intentar convencer al electorado de que quiere mejorar el Estado del Bienestar, aunque según lo visto los principales beneficiarios, como siempre, serán los políticos, pues tendrán mucho más dinero para gastar a manos llenas.