Opinión

El sueño lúcido de Podemos o la pesadilla de Rajoy

  • Si algo se ha dicho de Podemos es que "han acertado con el diagnóstico"
  • Iglesias se sienta con seis contertulios a decir que le conviene la polarización
Captura de un debate en el programa 'Fort Apache'. <i>Hispan TV</i>

José Ignacio Chaparro

Si algo se ha dicho de Podemos (además de que son marxistas, bolivarianos de escasa higiene) es que "han acertado con el diagnóstico". Lo dicen con cierto desdén, como recordando el abismo entre el dicho y el hecho, como despreciando el hallazgo, como diciendo en definitiva que no se puede ser médico y farmacéutico a un tiempo. Y el caso es que no les falta algo de razón a los periodistas y políticos (¿no son ahora lo mismo?) que comentan la tan cacareada irrupción del partido morado. El problema en que no han reparado es que acertar con el diagnóstico es mucho más de lo que ha hecho cualquiera de ellos. Y eso debería, a su vez, darles una pista sobre el año electoral que les espera.

No se enteran. Su situación empeora y se aferran a un diagnóstico autocomplaciente que dice que lo que falta es pedagogía, piel y resultados micro o que sobra La Sexta, que es la que tiene la culpa de que el PP tenga una contabilidad B consistente y continuada desde los tiempos de Fraga hasta los de Rajoy. Viven Rajoy y sus 'socios' como en una de esas pesadillas en las que no sabes quién te persigue, pero quieres correr y no puedes más que arrastrarte hasta que la presencia intimidante te despierta sudoroso. Lo bueno para Rajoy es que si es solo un sueño, quizá pase todo en noviembre, el bipartidismo resista y en España no haya ocurrido casi nada más allá del ya inevitable ERE político que forzarán Podemos y Ciudadanos.

Lo malo para Rajoy es que no sea solo un sueño, ni un sueño cualquiera sino un sueño lúcido de Pablo Iglesias, un sueño del que este es consciente y que puede controlar.

PP y PSOE no pueden, no ya verbalizarlo, ni siquiera hacer el diagnóstico, no hay tiempo ni ánimo para catarsis. Y mientras, los miembros más destacados de Podemos describen y ejecutan su estrategia política. En una reciente edición de Fort Apache, comentaban Iglesias y Bescansa la última encrucijada del PP, no tener otra opción que polarizar el debate entre PP y Podemos. "O nosotros o el caos", léase "O nosostros o Podemos" es la mejor (o única) baza de un PP al que no le salió el pacto constitucionalista con el PSOE ni le conviene acercarse demasiado a Ciudadanos, el partido llamado a arrasar con sus votantes centristas. "¿Pero y si ganamos?" decía Iglesias , más politólogo que político, casi preocupado por el PP, incrédulo de que Rajoy viniera a legitimar la teoría de que él, que no tiene siquiera escaño en el Parlamento, es la verdadera oposición. "Esto nos conviene", decían Iglesias y Bescansa poco antes de resoplar algo abrumados por la persecución político-mediática que ellos mismos pronostican: "Van a funcionar las cloacas del Estado", "No les da tiempo", "No les subestimes"...

Para entender la novedad del fenómeno basta recordar aquella vez que 'cazaron' a Zapatero reconociendo ante Iñaki Gabilondo que al PSOE le convenía que hubiese "tensión" de cara a las generales de 2008. Aquello fue un pequeño escándalo y a Zapatero se le llamó de todo. En 2015, Pablo Iglesias se sienta a la mesa con seis contertulios a decir que les conviene la polarización, y lo cuelgan en Youtube.

No me extenderé más, es una metáfora sencilla la que planteo, los dirigentes de Podemos son soñantes lúcidos en un país donde la mayoría de los políticos tienen pesadillas.

Y así llevamos desde que se creó Podemos. "Podrán escribir varias tesis sobre nosotros", dice Iglesias a menudo. Decir, hacer lo que se dice, decir lo que se hace, en vivo y en directo. Y si hace falta incluyen en el sueño a Piketty, a Anguita, a Castells... ¡a quien haga falta! Porque en el sueño lúcido de Pablo Iglesias están disponibles todos los ciudadanos y todos los intelectuales para perseguir a un Rajoy que se arrastra atormentado e ignorante de si despertará de su pesadilla o no es más que otra marioneta en el sueño lúcido de Iglesias.