Opinión

¡Que vienen los rojos!


    Amador G. Ayora

    La victoria de Siryza en Grecia, el ascenso del movimiento Cinco Estrellas en las últimas elecciones regionales en Italia y el acceso a las Alcaldías de Madrid y Barcelona de dos mujeres abanderadas de la izquierda crean la impresión de que el Sur de Europa está en manos de los rojos, apelando a una expresión utilizada para denominar al Ejército Popular, en la Segunda República española.

    La prensa anglosajona, siempre avizor, contribuye a esta sensación de desorden dentro de la economía europea. El diario británico Financial Times lleva semanas anunciando que Grecia impagará al Fondo Monetario y a la Unión Europea, al igual que aseguró que toda la banca española, no sólo las cajas, estaban en quiebra o que el país entero se iría por el sumidero. Sin embargo, el grado de acierto de estas informaciones fue escaso.

    Los denominados despectivamente por la prensa británica como Pigs (cerditos), Irlanda, España, Grecia y Portugal encabezarán este año las tasas de crecimiento en Europa.

    Grecia no pagará al FMI los alrededor de 300 millones que vencieron este viernes, porque solicitó reagrupar sus abonos hasta fin de mes. Un signo de que espera alcanzar un acuerdo con sus acreedores antes de esa fecha. En Europa, los compromisos se suelen alcanzar en el último momento y los plazos insalvables acaban siendo flexibles. Los británicos ya deberían haber aprendido esta lección.

    El principal problema que tiene en estos momentos el primer ministro griego, Alexis Tsipras, es interno, ya que una parte relevante de Syriza es partidaria de no aceptar las condiciones de la UE, la más radical. Tsipras necesita tiempo para manejar los asuntos internos e impedir una ruptura de su formación que aboque a un adelanto electoral.

    El ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, desapareció de la escena europea en las últimas semanas para facilitar el entendimiento. El Gobierno de Angela Merkel dio su brazo a torcer hace unos meses al permitir al BCE la adquisición de bonos soberanos europeos y ahora ha modificado su intransigencia hacia Grecia y ha rebajado considerablemente las exigencias para lograr el ansiado pacto.

    Los griegos ya no tendrán que alcanzar superávit primarios (antes del pago de intereses de la deuda) del 3 o del 4 por ciento), sino del 1 o 2 por ciento, lo que reduce considerablemente los ajustes. Las nuevas condiciones abonan el terreno para un compromiso, aunque no sea de inmediato.

    El triunfo de Ada Colau en Barcelona o de Manuela Carmena en Madrid fue utilizado por el americano The Wall Street Journal para poner en duda las bases de la recuperación española.

    No he leído en la prensa anglosajona que ni Colau ni Carmena son de Podemos, ni el giro hacia la socialdemocracia de Pablo Iglesias tras la expulsión de Juan Carlos Monedero.

    No creo que Colau o Carmena logren frenar significativamente el desarrollo de ambas ciudades. La Operación Chamartín, que prevé la extensión de la capital de España hacia el norte de la ciudad, fue revocado en el último pleno municipal de Ana Botella.

    La política antidesahucios de ambas ediles choca con las leyes estatales. Habrá gestos sociales de las entidades bancarias, como hizo esta semana el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, pero no una reversión del marco legislativo. Desde el exlehendakari Juan José Ibarretexe al actual líder de ERC, Oriol Junqueras, no es la primera vez ni será la última que se llama a la desobediencia civil. Vivimos en un país de machotes e iluminados donde los desafíos y ocurrencias son celebrados por una parte del público, como muestra la abundante literatura producida desde el Siglo de Oro español. Pero pocas de las promesas se cumplen.

    Tampoco leo en la prensa extranjera que la victoria de la izquierda en Cataluña segó la iniciativa independentista de Artur Mas, después de que ésta fuera utilizada durante meses como otro punto de inestabilidad para los mercados.

    Mas contaba con el apoyo de una parte de la burguesía catalana, como los Rhodes y los Carulla, que pretendían utilizar el independentismo como una método de extorsión hacia el Estado. Ambas familias están detrás del diario nacionalista Ara. Todos dieron marcha atrás cuando vieron que estaba en juego la pertenencia al euro de Cataluña.

    La agencia Moody's dijo esta semana que la economía española seguirá creciendo a buen ritmo, gane quien gane las próximas elecciones, mientras que Standard and Poor's advirtió, en una entrevista con elEconomista, que sólo si se revierten las reformas del mercado laboral se perjudicará el crecimiento y el déficit. La próxima cita electoral es clave, pero no tanto como nos intenta vender el PP.

    Si Syryza logra mantenerse en el euro, no creo que lo rompa Podemos o el PSOE, lo que abona una cierta estabilidad institucional. El acuerdo griego contribuiría mucho a ello.