Opinión
Ceguera interesada del supervisor
El informe pericial con el que el juez complementará la instrucción del caso Bankia es pródigo en afirmaciones contundentes. Una de las más tajantes es la que se refiere a la "pésima gestión del riesgo de crédito" que caracterizó a la entidad en el periodo que estuvo presidida por Rodrigo Rato.
Un juicio tan negativo contrasta vivamente con la evaluación que hizo, el pasado verano ante el mismo juez, quien en aquella época, años 2010 y 2011, era el máximo responsable de radiografiar la verdadera situación financiera de las entidades españolas.
El exdirector de supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, no se limitó en su declaración a asegurar que la cobertura de riesgo de Bankia era superior al deterioro. Llegó además al extremo, rayando en el cinismo, de comparar a una entidad ya por entonces quebrada con los dos bancos de referencia del sector, BBVA y Banco Santander, para situarla por encima en cuanto a saneamiento de cuentas, y con perspectiva de mejorar la rentabilidad en dos años.
Todo argumento se retuerce cuando el propósito es justificar, desde un supuesto punto de vista financiero, las decisiones tomadas en un proceso en el que la política dominó.
Así fue desde el inicio, con las fusiones temerarias de cajas de ahorros en apuros, hasta desembocar en una salida a bolsa, la protagonizada por Bankia, que sólo fue posible "forzando voluntades", en palabras del ministro Luis de Guindos. Todo ello bajo la ceguera interesada, no sólo de Martínez Tello, sino también de sus superiores, Javier Aríztegui y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, acompañados por la CNMV y la auditora Deloitte. Ninguno de ellos ha dado hasta el momento explicaciones satisfactorias.