Luces y sombras en los PGE 2015
Con poco tiempo para digerir las cifras para 2015 de los Presupuestos del Estado, me limito a analizar la parte relativa a los ingresos públicos. Podría resumirse diciendo que el Gobierno fía su objetivo de ingreso a la favorable coyuntura económica, que interpreta en clave de mayor empleo y mayor consumo interno.
Veamos las cifras. Se pone el énfasis en la imposición indirecta: más IVA (4.000 millones más) y más impuestos especiales (otros 1.000). Mientras, la directa cambia de rumbo. La locomotora del IRPF se frena por la inminente rebaja de retenciones, y no se desploma porque se confía en la mejora de las rentas del trabajo ligadas al mayor empleo.
Se traslada el esfuerzo al Impuesto de Sociedades, del que se espera una notable mejora (¡4.000 millones!). Estas previsiones deben ser contrastadas con la actual evolución de los ingresos fiscales y de las actuaciones de control de la AEAT.
En cuanto a los ingresos tributarios, el primer semestre de 2014 ha visto como la mejora de los impuestos indirectos ha compensado la caída de los directos, lastrados por el Impuesto de Sociedades. Con todo, una mejora del 1,22%. Las actuaciones de control, menos relevantes pero sintomáticas, muestran un incremento del IRPF y los impuestos especiales, caída del Impuesto de Sociedades y estancamiento del IVA. Traduciendo: mayor presión sobre las rentas controladas, nueva caída de Sociedades y estabilidad del IVA por los menores impagos asociados a una coyuntura más favorable.
En resumen, previsiones contradictorias. Parece fundada la confianza en el consumo como motor de la recuperación aunque hace falta ver la evolución del empleo, factor clave en los ingresos más fáciles (IRPF y cotizaciones). Hay un factor no fiscal decisivo que parece haber mejorado: las expectativas de los ciudadanos trasladadas al gasto corriente.
Por el contrario, no es creíble el objetivo de ingreso del Impuesto de Sociedades. Con las carencias de control que sobre el mismo ha demostrado la Administración, siguen cayendo los efectivos de la AEAT, que tiene un nefasto diseño, aunque mejorará con la reforma fiscal. Por el momento, no cabe optimismo alguno.
Francisco Vázquez (Inspectores de Hacienda del Estado)