El dinero del fútbol
Una de las noticias más sobresalientes de la semana pasada fue la dimisión del presidente del Fútbol Club Barcelona. Noticia relevante desde el punto de vista deportivo por tratarse de uno de los clubes más importantes del fútbol mundial.
Pero también por su causa: la contratación del jugador brasileño Neymar, después de que el juez Ruz hubiera admitido a trámite una denuncia por un supuesto delito de apropiación indebida en su fichaje.
Una contratación cuya cifra ha estado sometida a discusión por unos y otros, e incluso ha saltado a la prensa internacional en múltiples medios de comunicación. Forbes, por ejemplo, hablaba de 95 millones de euros, similar a la pagada por el Real Madrid en la contratación de Gareth Bale. Una cantidad que ocultaba presuntamente importantes fees (honorarios) para el padre del jugador y para el club Santos de donde procedía el jugador.
Al parecer los contratos investigados por el juez a instancias de una denuncia presentada por Jordi Cases, socio del club, incluían un contrato de 40 millones de euros pagaderos a la sociedad Neymar & Neymar, controlada por el jugador y su padre, y cuatro contratos adicionales por los cuales Neymar da Silva, padre, recibiría cuatro millones de euros por traer patrocinadores brasileños, más otros dos millones por encontrar nuevas estrellas futbolísticas, a lo que se añadían dos millones y medio para el club Santos para acciones caritativas en Sao Paulo y otro tanto, aproximadamente, en concepto de comisiones en un contrato adicional por derechos de imagen entre el FC Barcelona y el jugador.
El hecho es que este caso no parece ser algo inusual. El dinero del fútbol constituye un arcano donde los movimientos financieros entre jugadores, clubes e intermediarios son difíciles de calibrar. Y es que cuando se habla con personas que se encuentran en el mundo futbolístico para tratar de comprender los mecanismos económicos, a lo más que se llega es que "el fútbol mueve mucho dinero".
Existe, sin embargo, un serio informe de una compañía auditora de renombre internacional que aborda anualmente el estado económico de las entidades deportivas más representativas de este deporte. En su edición de 2014, que hace el número 17 de la serie y que tiene el título All to play for Football Money League, el documento se abre con la noticia de que los 20 clubes mayores crecieron su cifra de negocio un 8 por ciento hasta alcanzar en el período 2012-2013 la cifra de 5.400 millones de euros. Lo que sorprende no sólo por la cantidad, sino por el crecimiento, ya que en plena crisis económica, con dificultades financieras en casi todos los sectores de la economía, el fútbol aparecía como un negocio altamente lucrativo, al menos en cuanto a ingresos. Al igual que en la edición anterior, el Real Madrid era el campeón por su cifra de negocio: 518,9 millones de euros; seguido por el Barcelona con 482,6 millones. Una situación que se demuestra constante: durante nueve años consecutivos el Madrid es el champion de la Money League, la única entidad que supera los 500 millones de euros de ingresos.
Un lugar que antaño era ocupado por el potente Manchester United, hoy en cuarto lugar. Sorprendentemente, el FC Barcelona, estando en segunda posición, con la inigualable ayuda de Qatar Airways, se ha distanciado en esta edición de la diferencia que tenía en 2011-2012 con el Madrid.
Una diferencia que fue de 29,6 millones de euros en ese período para pasar a los 36,3 millones el año pasado. Luego siguen el Bayern de Munich, el Manchester United, el Paris Saint-Germain y el Manchester City. Los ingresos se dividen entre ingresos por partidos, derechos de televisión y actividades comerciales y de marketing que, para el Real Madrid se distribuyen, respectivamente en: 119 millones, 188,3 millones y 211,6 millones de euros.
El informe a que hacemos referencia aborda en sus páginas una descripción de cada uno de los veinte clubes. Una explicación sobre sus ingresos. Nada se dice de sus gastos ni de sus resultados económicos finales. Esto se deja, se supone, para las auditorías de cada club.
Sin embargo, cuando se analiza la situación del fútbol en su conjunto, lo que se ve es que, quitando a los grandes, el resto está en una difícil situación económica. Aunque los datos no son en este sentido muy precisos, en la rueda de prensa del ministro Wert el pasado octubre se hablaba de que se había iniciado la senda de controlar los presupuestos y las deudas que los 42 clubes de Primera y Segunda División mantenían con Hacienda.
Una deuda superior a los 600 millones de euros. Y que el endeudamiento global, que se estimaba en unos 2.700 millones, parecía estar reduciéndose, con el objetivo de llegar, en 2017, a los 2.000 millones. Una deuda que, respecto de la Seguridad Social, era superior a los 15 millones de acuerdo con la respuesta parlamentaria que el Gobierno dio al diputado Manuel Pezzi a mediados del año pasado.
De los grandes, el Real Madrid aseguraba tener una deuda financiera neta de 90 millones, si bien otras informaciones hablaban de 541 millones de deuda que se distribuían en 115 millones con entidades bancarias, 127 millones con otros clubes, 143 millones de provisiones y 156 millones de salarios y pagos pendientes a proveedores.
El caso es que la economía del fútbol, quizás por la peculiar estructura de las sociedades deportivas que la soportan, sumando su interés social y mediático, se encuentran en una zona económica cuya difícil transparencia deja traslucir en ocasiones casos como el de Neymar; que no saldrían a la luz si no existieran de vez en cuando socios descontentos. Convendría en beneficio de la transparencia general aplicar al fútbol las mismas reglas que se exigen al resto de sectores de la economía.