Opinión

Una nueva manguera sin agujeros



    Las medidas adoptadas son parches para un sistema que ya no da más de sí.

    El año 2013 nos ha traído un buen puñado de cambios en la fiscalidad, aunque comparado con el trajín legislativo de 2012, ha sido un año de transición y sin reformas de calado, con pequeños parches? más parches.

    Las modificaciones en el Impuesto sobre Sociedades van en la buena dirección, con medidas como no permitir deducir el deterioro del valor de las participaciones en empresas ni de las rentas negativas obtenidas en el extranjero. Ello generaba una sangría a las cuentas públicas de miles de millones de euros, beneficiando a grandes contribuyentes y, en no pocos casos, sirviendo para eludir la carga tributaria mediante planificaciones agresivas. Se rebajan también los tipos para empresas de nueva creación, o que mantienen empleo, lo que permite relajar parcialmente el estratosférico gravamen del 30 por ciento que, además, fruto de un sinfín de beneficios fiscales, se quedaba en un discreto 3,5 por ciento para las grandes empresas multinacionales que, precisamente, son las que debían ingresar más. También son muy positivos los incentivos a la inversión de beneficios para las pymes para que así reinviertan sus beneficios en la actividad económica, además de regular las deducciones por I+D+i, porque ello incentivará la inversión en tecnología. Asimismo, la deducción para los business angels favorecerá la captación de fondos por parte de las empresas de nueva o reciente creación. Son muy destacables también las medidas financieras puestas en marcha, como la flexibilización del régimen fiscal del leasing, y la demora en el ingreso del IVA hasta que se cobre realmente. Medidas como las citadas van a aliviar la tesorería de muchas pymes solucionando sus problemas de liquidez.

    Sin embargo, lo más destacable de todo es la prórroga del algunas medidas de 2012 que ya no estarían en vigor para el próximo ejercicio, pero que el Gobierno ha decidido mantener: la tarifa complementaria de gravamen del IRPF, la prórroga del impuesto sobre el Patrimonio, las retenciones de profesionales, las limitaciones a la compensación de pérdidas en el Impuesto de Sociedades o el aumento de los pagos fraccionados. Por lo que respecta al IRPF, se consolida la sangría a las clases medias, al desaparecer la deducción que más servía para generar un ahorro fiscal legítimo: la deducción en vivienda. Las medidas que se han ido tomando no son más que parches que evidencian un sistema que ya dio todo de sí. El Gobierno es plenamente consciente de ello, y ya ha anunciado esa inminente reforma integral del sistema.

    Nuestro sistema fiscal no recauda lo suficiente para pagar los servicios públicos esenciales, y desde luego, no paga más el que más tiene. Por ello, los Inspectores de Hacienda estamos trabajando en un libro blanco de reforma fiscal, reivindicando una fiscalidad al servicio de los principios de suficiencia para garantizar la recaudación y el Estado de Bienestar; que sea equitativa para garantizar una correcta distribución de la renta y que cada uno pague lo justo en función de su capacidad económica. Debe favorecer el empleo y el crecimiento económico. El sistema tributario actual es como una manguera plagada de agujeros por los que se pierde recaudación, fruto del fraude fiscal, de la elusión y de beneficios fiscales que ahora no tienen justificación. En 2012 se abrió más el grifo, subiendo impuestos, pero sigue sin llegar agua por los muchos agujeros que tiene. Parchear no es la solución, lo importante es cambiar la manguera.

    Los Inspectores de Hacienda proponemos profundizar en el camino abierto por la ilusionante ley antifraude, potenciar la lucha contra la economía sumergida, regular cláusulas antifraude para frenar la sangría de las multinacionales, acabar con los paraísos fiscales? La lista de morosos es otra de las iniciativas importantes que, de momento, están en el tintero. Potenciar las denuncias, el uso de confidentes, comprar datos tributarios, actuaciones de incógnito? Hay muchas medidas imaginativas que no se aplican en España y que han dado resultados magníficos en otros países. Es clave mejorar la Agencia Tributaria y dotarla del estatuto jurídico que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha propuesto para garantizar la profesionalidad de la institución, su independencia, y financiación. La última encuesta del CIS sobre impuestos evidencia que el 67 por ciento de los españoles piensa que Hacienda hace poco contra el fraude fiscal, y un 87 por ciento cree que los impuestos no se cobran con justicia. Pues para remediar esta situación, los inspectores necesitamos una nueva manguera sin agujeros.