Opinión

No es ahora cuando se pierde el tren...



    Lo mejor es tener un pie dentro de la renta variable y dejar el otro fuera por el momento.

    Veo a mi alrededor cosas que empiezan a manifestar que se extiende la querencia por el mercado de valores. Parece que va cuajando la idea de que lo peor ha pasado. Lo triste es que antes -aunque puede que no ante sus ojos, tristemente- se hayan vivido episodios como los rallies desatados por el mercado tras los mínimos de 2009 y 2011/2012 sin que se pusiera ni siquiera un pie sobre el terreno de juego.

    Algunos piensan en invertir en bolsa hoy. Y no es algo que me atreva a criticar, pues mucho he hablado en su momento de suelos generacionales, o de la expectativa de una ruptura de resistencias épicas que se va concretando -lo que refuerza mi impresión de que lo visto en el año 2008 no volverá a verse en muchísimo tiempo-, pero sí es algo que me genera un sabor amargo tanto por la oportunidad perdida como por el hecho de que tras grandes avances quepan sensibles ajustes sin que los argumentos de fondo se vean seriamente comprometidos.

    Sin saber si eso sucederá a muy corto plazo o si el ajuste del optimismo se solucionará con algún tipo de movimiento lateral/alcista o lateral/bajista, mi consejo es tener un pie dentro. Porque pienso que vivimos un mercado al estilo del de las dos últimas décadas del siglo XX y que un pie hay que tenerlo por sistema a diferencia de lo sucedido en la primera década del XXI. Pero, y mientras no se relaje de forma muy profunda la convicción alcista que muestran las encuestas de sentimiento norteamericanas, pienso que el otro pie debe estar fuera. Lo que no se ha ganado hasta el momento es mucho más que lo que pueda quedar sin que se produzca una reacción bajista de intensidad o un largo movimiento lateral. Será tras esa fase de ajuste, que llegará aunque el mercado pueda subir otro cinco/diez por ciento antes, cuando uno deberá mantenerse firme a la idea de fondo y recordar las ganas de bolsa que se tenían en estos tiempos. Al tren, cuando uno dejó que pasara por el motivo que fuera, hay que saberlo esperar... Eso sí, a éste con un pie dentro.