Opinión

Cómo vivir de la beneficencia europea

    Angela Merkel


    Rajoy detiene grandes reformas y queda a expensas de la generosidad de Merkel y la UE.

    Una semana más, no tengo buenas noticias. Como señalé la pasada, el Gobierno lo fía todo a la reforma de la Administración Pública y a la ayuda que pueda recibir de Europa. Rajoy no pudo ser más claro durante su comparecencia en Moncloa junto a Rubalcaba. No tiene pensado profundizar ni en la reforma laboral ni en la de las pensiones, que se enviará al Pacto de Toledo, que es como mandarla al cementerio de elefantes. Por si faltaba algo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio otro repaso al Gobierno. El organismo dirigido por Christine Lagarde no sólo echó en falta el impulso reformista, como le gusta llamarlo a Rajoy, sino que advirtió de que los bancos necesitarán más capital.

    Unos días después, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, incendió los mercados al confirmar la retirada de las inyecciones de capital. Pero la mayor inquietud no está en las bolsas sino en los bonos. La decisión de la Reserva Federal encarecerá también el precio que España paga para financiar su deuda y despertará las tensiones en el mercado. Por eso el FMI señala que aún es posible que España tenga que acudir al rescate. El panorama internacional se ensombrece y, naturalmente, la soga siempre se rompe por el punto más débil.

    ¿Cuál es la reacción de nuestros gobernantes ante la que se avecina? La mayor iniciativa a la vista parece que es un pacto con Rubalcaba para ir a pedir juntos dinero a Europa. El presidente considera que dos siempre hacen más ruido que uno. El ejemplo de unidad cotiza al alza, sobre todo ahora que hay gobiernos como el griego al borde del colapso. Rubalcaba está encantado, porque logra relevancia política al fotografiarse junto a Rajoy y no se compromete a nada. El pacto consiste sólo en solicitar que Europa nos dé más dinero para el empleo juvenil y para desatascar el crédito a las pymes. Dos problemas de los que Rajoy quiere hacer el centro de su próxima acción de Gobierno.

    El asunto sobre el crédito lo dejó muy claro el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, durante su intervención en la asamblea de la CEOE. ¿Cómo quieren que demos créditos si no hacen más que agobiarnos con provisiones y cambios regulatorios? Vino a decir el presidente de La Caixa. Para colmo de males, la supresión de las cláusulas suelo tendrá un coste oneroso para el sector, sobre todo para BBVA, Popular y Sabadell. Las entidades españolas caminan de nuevo en el alambre, con beneficios de pega, al igual que los dividendos.

    La estrategia europea es, por tanto, la única tabla de salvación de Rajoy para reactivar la concesión de préstamos. El presidente pretende que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) reserve alrededor de 20.000 millones para España. El dinero iría al ICO y posteriormente se distribuiría a las empresas a través de la red de los bancos españoles, que asumirán la mitad del riesgo en los préstamos. El Santander de Emilio Botín quiere, al parecer, negociar directamente con el BEI un paquete importante. La operación no sólo apuntalaría a las pymes, sino que serviría para detener la escalada de la morosidad en el sector y evitar así la exigencia de nuevas provisiones por parte del Banco de España.

    La otra ayuda, de mucha menor cuantía, alrededor de 2.000 millones, es para el empleo juvenil. La ministra Fátima Báñez pretende extender al resto el programa de formación de la Junta de Extremadura, que paga una beca a cada alumno por acudir a clase. El desempleo se ceba, sobre todo, entre los jóvenes sin estudios de educación primaria.

    La segunda gran baza para luchar contra la crisis es la reforma administrativa. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha hecho lo que ha podido porque es imposible meter la tijera en las autonomías sin abordar un cambio en la Constitución. La gran mayoría de los recortes recogidos en esta norma queda a discreción de los gobiernos regionales. Sus resultados, además, no serán visibles hasta 2015. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se apresuró a remarcar que el recorte de plantillas en las Administraciones está concluido y ahora sólo se trata de "mejorar su eficiencia".

    La Administración destruyó 375.000 empleos desde finales de 2007, 100.000 más de los que creó desde esa fecha a la actualidad. Es decir, que la plantilla queda como estaba en pleno boom del ladrillo. ¿Y a esto le llaman reformas estructurales?

    Por lo demás, los españoles tenemos un motivo más de sonrojo con la excarcelación de Blesa, debido a la petición política del fiscal al juez Elpidio José Silva. El expresidente de Caja Madrid no pudo controlar su soberbia, y pidió un cambio de magistrado nada más salir de la cárcel. Como si los ciudadanos pudiésemos elegir el juez. Si yo fuera él, no cantaría victoria por mucho padrino que tenga. Su ingreso en prisión está basado en movimientos de dinero sin justificar y no en su penosa gestión. Pintan bastos, señor Blesa, y no sólo en la economía.