Los invitados privados de Rajoy
El Gobierno, que hasta hace escasas semanas evitaba cuanto podía a los medios de comunicación -tanto es así que Mariano Rajoy no aceptaba preguntas y se refugiaba tras una pantalla de plasma- parece haber recapacitado. El presidente, consciente de que su mensaje no llega a la población, o de que en muchas ocasiones se malinterpreta, se ha empezado a reunir con responsables de los medios para explicarles sus medidas más polémicas.
Un sistema que ya practicaron sus predecesores, con no demasiado éxito. Los inquilinos de la Moncloa tardan en comprender, o no lo llegan a entender nunca, que la incomprensión de los ciudadanos sólo se desactiva con buenas dosis de luz y taquígrafos y unos discursos realistas y coherentes.