Esperando la recuperación
El Gobierno admite ya que la economía no se reactivará hasta 2014 y de forma muy débil.
El Gobierno no puede ocultarlo más. La esperada recuperación de la economía no se producirá hasta 2014 y los ciudadanos lo notarán un año más tarde, ya que el crecimiento en ese ejercicio será raquítico, inferior al uno por ciento. Eso lo deja con un estrecho margen para presentarse con buenas notas a las próximas elecciones. La mejora será más estadística que de percepción popular, porque una tasa de paro tan elevada tardará muchos años en absorberse, pese a que muchos dirigentes populares se las prometen muy felices.
Por si quedaba alguna duda, la Comisión Europea se encargó esta semana de recordárnoslo y, de paso, de pedir otra batería de reformas estructurales encaminadas a dinamizar el empleo y contener el déficit de la Seguridad Social.
Pero no se inquieten. En realidad, se trata de una pantomima, ya que la UE prepara el terreno para relajar el objetivo de déficit para este año, al objeto de que la economía aguante y no se hunda en la depresión. El comisario de Economía, Olli Rehn, también anunció que sopesa dar más tiempo a Portugal e Irlanda, a los que el viernes el Eurogrupo alargó el plazo para devolver los préstamos. La presión internacional es enorme para que Europa salga del atolladero. Con Estados Unidos y Japón en la rampa de lanzamiento y la economía China, que empieza a ofrecer mejores resultados, la única incertidumbre visible es el Viejo Continente.
El camino más sencillo es una política de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE) como reclamaron esta semana Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), y Mariano Rajoy, en representación del sur de Europa. La canciller Angela Merkel se negó de inmediato. En esta tesitura, la única vía que queda es aplazar la meta para alcanzar los ajustes en los países periféricos a fin de contener su crisis.
El Gobierno español cosecha sus objetivos desde el punto de vista de las ganancias de competitividad, gracias a la reforma laboral de Fátima Bañez. Hasta el locuaz presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, lo reconoce. Pero no es así por el lado de la reducción del déficit. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tendrá que recurrir nuevamente al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y al plan de pago a proveedores para afrontar los intereses de la deuda de algunas autonomías y acabar con las facturas en sus cajones. Eso sí, esta vez por imperativo legal de Bruselas. De esta manera, maquillará el déficit, aunque no impedirá que la deuda crezca el próximo año alrededor de 20.000 millones, hasta superar el cien por cien del PIB. Como ven, en el fondo todo consiste en echar la pelota hacia adelante, hasta que la economía arranque. El problema vendrá si este renacer se demora demasiado. No hay mucho margen para incrementar el endeudamiento nacional de manera sostenida ni sostenible. Y tampoco tienen otra salida.
El desafío de Artur Mas paraliza los ajustes, porque el resto de autonomías, encabezadas por Ignacio González en la Comunidad de Madrid, se niegan a seguir apretándose el cinturón si no lo hacen los catalanes. El propio Mas se encuentra preso y condenado a prorrogar el presupuesto ante la falta de apoyo parlamentario del resto de partidos políticos.
La pelota está en el tejado de Rajoy, quien deshoja la margarita una vez tras otra en busca de una solución imposible. Si rehusa mejorar la financiación para Cataluña -y no es posible por lo menos hasta 2015-, Mas está abocado a convocar elecciones y a perderlas. El triunfo entonces de ERC junto a otros grupos separatistas y de izquierdas, elevaría el desafío al Estado español. Si, por contra, Rajoy cede, tendrá cola de autonomías pidiendo lo mismo.
El último lío lo propició Griñán. El presidente andaluz salió esta semana con una propuesta para solventar los desahucios ante la manifiesta ineficacia del plan del Gobierno para calmar los ánimos de la Plataforma por los Afectados de la Hipoteca, que capitanea Ada Colau. El Real Decreto es populismo en vena. Excluye de sanciones a los particulares y fija en casi 20.000 euros la renta familiar para solicitar una expropiación temporal de la vivienda a la banca. La norma choca con muchas trabas legales, que harán muy difícil su implantación. Pero su mensaje es sencillo, los malos de la película son bancos e inmobiliarias y los desprotegidos ante la Ley, los ciudadanos. El taimado de Rubalcaba, hizo suya la propuesta en un pis pas, con intención de defenderla en el Congreso de los Diputados.
El secretario general de los socialistas no se cansa de pedir la renovación de los demás, pero él se aferra al sillón, y lo que es peor, esta semana apoyó la reelección de Cándido Méndez como mandamás de la UGT. Con esta decisión, que prolongará durante más de veinte años su estancia al frente del sindicato, Méndez emula a los dirigentes más inamovibles del planeta, al estilo de la Cuba de Fidel Castro. Es el premio a su docilidad ante los mandatarios socialistas, primero Zapatero y ahora Rubalcaba. Qué lejos quedan los tiempos en que Nicolás Redondo plantó cara a Felipe González por su política económica. Para que no quepan dudas de su fidelidad, Méndez amenazó ayer mismo con otra movilización general si Rajoy acomete más ajustes. ¡Esta es la gran familia sociata!
Entre las mil y una incertidumbres, se abren algunos signos alentadores. Los mercados comienzan a valorar una posible salida de España de la crisis y la prima de riesgo se desploma, aunque sea aún insuficiente para aligerar la carga de la deuda. ¿Donde está la causa para el optimismo en medio de tanta desgracia? El motivo hay que buscarlo en la buena marcha de EEUU y Japón, que llevó sus tipos de interés a tasas cero. Los inversores huyen a lugares con mejor rentabilidad, aún a costa de asumir riesgos. Un rayo de esperanza, si la economía internacional mantiene su senda alcista.
La mayor alegría que nos podrían dar los mercados es que la prima de riesgo se acercara a los doscientos puntos después del verano, como vaticina Luis de Guindos, porque ahorraríamos más de diez mil millones en intereses del pago de la deuda. ¡Y Rajoy presume aún por no pedir el rescate! Pero, sobre todo, evitaría tensiones con las autonomías, los sindicatos y con Bruselas.
Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría son como Vladimir y Estragon, dos vagabundos que esperan en vano junto a un camino a un tal Godot, con quien tienen una cita. Mientras llega la recuperación económica (Godot), el cruel Pozzo -Angela Merkel- y su esclavo Lucky o afortunado -Mario Draghi- hacen llegar el mensaje a Vladimir y Estragon de que Godot no vendrá hoy, "pero mañana seguro que sí". Y en esas estamos.