La libra se enfrenta a una dolorosa caída
Hasta la fecha, en lo que va de año la libra esterlina ha tenido el segundo peor rendimiento de las diez principales monedas del mundo. Va a la zaga del yen, y el nuevo Gobierno japonés ha echado el resto para depreciar su moneda. ¿Algo pasajero? No cuente con ello.
De hecho, 2013 será el año en que la debilidad de la economía de Reino Unido se verá dolorosamente expuesta, y eso supone que la libra esterlina se encontrará bajando durante mucho tiempo.
En 2012 Reino Unido consiguió escapar a la estrecha vigilancia de los inversores mundiales. A pesar de las malas noticias procedentes de la economía británica, nadie prestaba mucha atención. La crisis de la zona euro y el drama por el abismo fiscal de Estados Unidos hicieron que los mercados tuvieran historias más importantes que seguir. Cuando hay un par de casas en llamas calle abajo, el hecho de que haya otra con goteras no pone muy nervioso a nadie. Ahora que se han apagado ambos incendios -al menos de momento- la atención se va dirigiendo cada vez más a Reino Unido.
La imagen no es muy halagüeña. Verán por qué. En primer lugar, el déficit de Reino Unido alcanzó un ingente 8,3 por ciento del PIB en 2012, y no da muchas muestras de que vaya a ser controlado. La tercera recesión de los últimos cinco años explica algo de lo ocurrido, pero no mucho. La mayoría de los economistas calculan que Reino Unido está experimentando un déficit estructural de aproximadamente el 6% del PIB, cosa que significa que seguiría ahí aunque a la economía le estuviera yendo bien.
En la quebrada Grecia, el déficit en el año que acaba de cerrarse ascendía a sólo el 6,8% del PIB. En España, que bien podría verse obligada a pedir rescate en los próximos meses, el déficit llega al 7,4% del PIB. Todo el mundo critica a los franceses por su déficit, pero sólo asciende al 5,7% del PIB. En otras palabras: Reino Unido está experimentando un déficit mayor que ningún otro país de la zona euro sacudido por la crisis.
El gasto público
Y, como Francia, Gran Bretaña no ha empezado a cuestionarse seriamente su ingente gasto público. El gasto estatal en Reino Unido se había hinchado hasta el 45% del PIB, entre los niveles más altos de Europa aparte de Francia, y gran parte de ello se paga hoy de manera permanente tomando a préstamo, en lugar de recaudarse con impuestos.
Un gran déficit es manejable cuando la economía está en crecimiento. Si el gasto se mantiene estable y el país se enriquece, el déficit va desapareciendo gradualmente. Pero si la economía deja de crecer -y ésta parece ser la situación de Reino Unido- se hincha de manera descontrolada. ¿No le convence? No tiene más que preguntarles a los italianos o a los japoneses, ya que el total de su deuda como porcentaje del PIB se había agrandado hasta superar el 100 por ciento en Italia y el 200 por ciento en Japón.
A continuación, la calificación de Triple A de Reino Unido no se mantendrá mucho en este mundo. Estados Unidos ya no tiene una calificación de Triple A, ni tampoco Francia o Japón. Resulta irrisorio poner a Reino Unido en la misma liga que países como Suiza o Singapur. El plan del Gobierno de controlar la deuda no funciona. En algún momento de este año la calificación se rebajará. Sólo es cuestión de tiempo que una de las grandes agencias calificadoras dispare la bala. Los inversores expertos podrán decir que no importa mucho, y que eso ya va en el precio. Pero, simbólicamente, estas cosas sí que importan.
En tercer lugar, Reino Unido es políticamente débil. Está previsto que el Gobierno de coalición de David Cameron se mantenga en el poder hasta 2015, pero sus socios demócratas liberales se verán asesinados si se mantienen por ese rumbo. Les está yendo fatal en las encuestas. Si quieren sobrevivir -y la mayoría de los partidos políticos quieren hacerlo- abandonarán la coalición antes de llegar a ese punto, provocando con ello unas elecciones anticipadas o un Gobierno en minoría.
Podría ocurrir hacia finales de este año, concediéndole al partido todo 2014 para prepararse para las siguientes elecciones. Aunque sigan luchando con la asociación, probablemente en las elecciones vuelva al poder un Partido Laborista que gaste mucho. Va claramente por delante en las encuestas, y ahora parece inevitable que la economía del país vaya todavía peor en 2015 de como iba en 2008, cuando estalló la crisis financiera.
¿Adiós a la UE?
Finalmente, Gran Bretaña podría salir de la UE. La relación de Reino Unido con sus vecinos de Europa cada vez parece más irritable. A medida que la zona euro avanza hacia un Gobierno económico único, Gran Bretaña se ve inevitablemente fuera. Cameron ha prometido un referendo de dentro-fuera más adelante, en esta misma década, una vez que haya intentado renegociar los términos de la participación de Gran Bretaña.
Pero no es muy probable que pueda conseguir un trato significativamente mejor del que actualmente tiene el país. Los inversores se irán fijando cada vez más en la posibilidad de que Reino Unido vaya a salir del bloque comercial más grande del mundo. Bien podría ser que los beneficios económicos de ser miembro de la UE sean exagerados. Al fin y al cabo, a Suiza le va bien estando fuera. Y Europa está llena de empresas coreanas, chinas y estadounidenses que hacen muchos negocios, y no son miembros de la UE. Con todo, la city de Londres recibirá un duro golpe, y ésta es una importante fuente de prosperidad para Reino Unido. Y aunque puede que a Reino Unido le vaya perfectamente bien -y quizá mejor- fuera, se trata de adentrarse en lo desconocido. Y a los inversores eso no suele gustarles mucho.
Los mercados podrían tolerar un déficit creciente y un recorte de las calificaciones, pero añada a la mezcla la inestabilidad política y la salida de la UE y puede que se pongan de un humor de perros. Sólo hay dos cosas que puedan invertir la caída de la libra: la vuelta a un crecimiento significativo y una caída sostenida del déficit. No hay signos de que ninguna de las dos cosas vaya a materializarse, y mientras no los haya los activos británicos seguirán en venta.