El Tsunami: ¿Premio para Arenas?
Lejos de aplicarse criterios siquiera vagamente próximos a los de la empresa privada, los políticos españoles parecen aprovechar las derrotas para brindarse distinciones y parabienes. Sólo así cabe explicar el éxodo de dirigentes castigados con un puesto de europarlamentario o, como en el caso reciente de Trinidad Jiménez, cuyo frustrado intento de lograr la alcaldía madrileña se penalizó con una Secretaría de Estado. En el PP también cuecen habas, y parece que ya están buscando recompensa para el fracaso andaluz de Javier Arenas. Además de las palabras de apoyo, el partido sopesa volver a concederle un ministerio en la primera remodelación que haya. Incluso podría intercambiar su demarcación con la actual ministra de Trabajo. Si las circunstancias fueran otras, casi se diría que perder elecciones resulta ser un chollo.