Opinión

Xavi y la mentira del Balón de Oro

    Xavi, durante la gala previa a la entrega del Balón de Oro | Reuters


    Para empezar, un titular aplastante: el Balón de Oro es una mentira. Lo que queda para discutir es si se trata de una mentira grande, pequeña, mediana, trivial o importante. Pero sí: el Balón de Oro es una mentira. Como casi todas las cuestiones en los que el principal ingrediente sea la subjetividad humana. Y más en esto del fútbol. Un deporte en el que tipos como Messi o Cristiano brillan porque existen jugadores como Iniesta o Xavi, hombres que les dan balones de oro. De los de verdad. En forma de pases de gol que suponen títulos, aunque esas asistencias no salgan en los resúmenes de cada jornada. Por eso el Balón de Oro es una mentira.

    Me explico: en estas votaciones intervienen capitanes y seleccionadores de todo el planeta. También periodistas que, elegidos por France Football, deciden también con su voto el destino de estos premios. Un marasmo gigantesco que hace ingobernable la decisión si no media lo trivial sobre lo esencial.

    ¿Realmente se creen que el capitán de Tonga (votó a Dani Alves) o el entrenador de Burundi (votó a Benzemá) se han visto todos los partidos del Barça o del Real Madrid y que eligieron en consecuencia? Pues no. Y como ellos dos, muchos otros que seguramente sólo tengan acceso a los resúmenes de la televisión.

    Es como si los Oscars o los Goya se decidieran con una parte importante de jurado viendo sólo los trailers de las películas. Pues eso una mentira.

    Sólo así se explica que Cristiano Ronaldo haya logrado ser segundo de esta clasificación. Su chorreo de goles (y de apariciones en los resúmenes) pesan, y mucho, en la decisión final. Por eso ha adelantado a Xavi en la votación con una diferencia que, sobre el césped, no es tal. El reparto, dice la lógica del fútbol, entre los votos que han recibido los tres debería haber sido más equitativo.

    Además, como se demostró la temporada pasada, muchos de los que votan lo hacen con el nombre de las estrellas en la cabeza, más que sus actuaciones en conjunto durante todo un año.

    Messi no hizo nada en el Mundial y lo mismo que Xavi o Iniesta en el Barça en el que jugaban juntos. Ganó el argentino. ¿Por qué? Porque sus goles sí que aparecieron en los resúmenes del equipo culé y los de Xavi o Iniesta, simplemente por pura estadística, no. Criterio mediático. Criterio injusto.

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    Dicho todo esto, no quiero desprestigiar el premio logrado por Messi. Se lo merece. Éste sí. El del año pasado no. Pero si estas son las reglas, debemos aceptarlas. Porque el Balón de Oro será una mentira, pero al menos ha evolucionado con respecto al cachondeo de otros años (lo de Sammer u Owen es de pura broma) hasta convertirse en un termómetro más o menos acertado de cuáles son las verdaderas estrellas del fútbol mundial.

    Y ahí sí que cuadran las cuentas. Tres españoles entre los once más votados con seis hombres de nuestra liga entre ellos y nueve hombres de Real Madrid y Barcelona en el once ideal del planeta.

    Consuelo menor que a los amantes del fútbol nos deja, en parte, insatisfechos. Seguimos sin comprender cómo todavía no hemos visto a los motores del mejor equipo de la historia (Xavi e Iniesta) sin recibir este galardón que seguramente darían inmediatamente a Messi, por pura querencia. Por instinto. Porque lo suyo es dar la bola y hacer grandes a los grandes para que ganen premios que, aunque sean, en parte, de mentira, no serían posible sin ellos sobre el césped.