Editorial: Zapatero tiene 'plan B'... ¿tuvo 'A'?
Bruselas toma carrerilla. Ayer la Comisión urgía a aprobar las nuevas capacidades del fondo de rescate temporal, tras acordarse en julio su flexibilización. De nuevo un golpe de efecto que trata de serenar el ambiente con ratificaciones prometidas, pero sin incorporar avances o novedades.
Y es que el cerco a las economías española e italiana ha hecho saltar las alarmas y las acciones galeristas. No hay soporte para rescatar a ninguna de ellas, pero el huracán de los mercados, quizá por ello, no va cejar en su castigo. Ambas necesitan serios ajustes, reformas, disciplina fiscal y reconducir sus patrones de gasto y endeudamiento.
Berlusconi comparecía ayer para tratar de serenar los ánimos. Sacó pecho de los fundamentales transalpinos y abrazó el voluntarismo elogiando la solidez italiana no sin reconocer que habrá de redoblar esfuerzos para espolear el crecimiento. En España el Gobierno prepara un plan B por si todo empeora.
Sin duda es necesario tener prevista una línea de acción, pero a la luz del proceder socialista ignoramos qué nivel de agravamiento precisa el Ejecutivo para activarla. De hecho, con la prima de riesgo española anotando máximos, Salgado decía ayer que no se podía calificar la tesitura de gravísima. Y cuesta pensar que lo hecho hasta ahora fuera un plan A, pues no ha sido lo que se dice un programa de acción, sino un parcheado a golpe de susto.
Lo cierto es que hacen falta más ajustes, especialmente en las CCAA, y que el Gobierno cada vez tendrá más urgencia de elevar los ingresos, lo cual anticipa subidas de impuestos, lógica desembocadura de los dispendios y endeudamientos previos y de algún que otro plan E.