Francisco de la Torre Díaz: ¿Se pueden recaudar más impuestos creciendo menos?
La situación de la economía española es un grave motivo de preocupación. No sólo para los españoles, también para analistas e inversores de todo el mundo. Aquí, uno de los puntos clave es el comportamiento de las finanzas públicas. Se habla mucho más de gastos que de impuestos. Pero ambas cuestiones son importantes.
En 2011, está previsto pasar de un déficit público del 9,27 al 6 por ciento del PIB. Esto supone una combinación de una previsión de incremento de ingresos fiscales de 8.000 millones, con una reducción de gastos en todas las Administraciones Públicas de unos 26.500 millones. En la actual situación financiera internacional, no existe una alternativa al cumplimiento de este compromiso.
Si no se efectúa, las condiciones de cualquier tipo de asistencia financiera (o rescate) serían, en términos de subidas de impuestos y recortes de gastos, aún más draconianas.
Ante esta coyuntura, la primera crítica a las perspectivas de recaudación incluidas en los Presupuestos de 2011 es que no iba a cumplirse su previsión de crecimiento. La escalada del precio del petróleo ha complicado aún más el cumplimiento de esta proyección del 1,3 por ciento que todos los analistas e instituciones creen imposible. Incluso el Gobierno ha revisado a la baja sus previsiones y, aunque mantiene la cifra de crecimiento global, cuenta con que aumentará el paro y que todo el crecimiento se derivará del sector exterior, con una demanda interna sin crecimiento.
Incluso creyendo las últimas previsiones del Ejecutivo, las perspectivas de ingresos son más bien sombrías. Si aumenta el desempleo, se recaudará menos, tanto por cotizaciones sociales como por IRPF, que son los dos principales ingresos públicos.
Crecer por la vía de las exportaciones está muy bien, pero también genera menos ingresos fiscales que por la del consumo interno. A diferencia de este último, que está gravado por ese impuesto, las exportaciones están exentas de IVA. Pero no hay que olvidar que la capacidad recaudatoria del Impuesto de Sociedades está bajo mínimos, tras 36 meses continuados de descensos, y con un récord de pérdidas a compensar de las empresas.
No se puede esperar otra cosa que un descenso de los ingresos ya que gran parte de los beneficios exteriores de las mismas están exentos del Impuesto de Sociedades. También con este tributo -que necesita una imperiosa reforma- se recaudará menos creciendo internacionalmente que a través de la demanda interna.
Para completar el panorama, el precio récord del petróleo hará que se consuma menos gasolina, y ello implicará una merma de la recaudación por impuestos especiales. Además, la disminución del consumo de alcohol y tabacos derivado de la entrada en vigor de la ley anti-tabaco también supone una rebaja recaudatoria
Sólo el turismo en positivo
El único elemento positivo de contraste es el aumento del turismo, derivado de la situación en los países árabes. Esto debe suponer una mejora recaudatoria, especialmente en el IVA. Ahora tenemos tipos más altos de este impuesto, lo que debería conllevar una cierta mejora recaudatoria en el primer semestre, al comparar con el mismo periodo de 2010, con un consumo gravado a tipos menores.
Pero no olvidemos que en 2010 se adelantaron compras para beneficiarse de un tipo más bajo en el primer semestre y adelantarse a la supresión de la deducción por vivienda en el segundo semestre, por lo que tampoco ahora se podrá contar con esa ventaja adicional.
Desde luego, las perspectivas de ingresos no serán fáciles de cumplir. Por otra parte, es imprescindible realizar un ajuste drástico de gastos, especialmente en CCAA y ayuntamientos, que son las administraciones que más gastan. Por ahora, en época preelectoral, esto no está pasando. En consecuencia, podríamos ver en pocos meses recortes adicionales de gastos y subidas de impuestos.
Sí, se puede recaudar más, incluso creciendo menos, pero esto, simplemente, se logra elevando impuestos. Ahora bien, esto nos llevará a crecer aún menos. Ni el panorama ni la perspectiva es agradable, pero cualquier otro diagnóstico sería engañarnos a nosotros mismos.
Francisco de la Torre Día. Portavoz de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda.