Opinión

Editorial: La cuerda del rescate se tensa



    Europa ha llegado a ese punto en un rescate en el que la cuerda se tensa tanto que puede romperse por cualquier parte. Uno de los principales defensores de los salvamentos, el director del FMI Strauss-Kahn, se encuentra fuera de juego.

    Los técnicos del organismo sabían que la ayuda a Grecia muy probablemente era insostenible, pero el francés entendía bien cuáles eran las necesidades del proyecto europeo, en especial cuando París podía ganar influencia a costa de una mayor integración de la UE. Argumentaba que al final los europeos irían transfiriendo los fondos.

    Pero ahora su segundo, el estadounidense John Lipsky, no se va a mostrar tan receptivo y puede presionar para que se adelante la reestructuración de la deuda. Otro tanto sucede en el Gobierno alemán. Los partidarios de soltar lastre con Grecia se refuerzan.

    Sobre todo cuando señalan que Atenas ni cumple con los ajustes, ni aumenta su recaudación, ni avanza con las privatizaciones. Demandan que los helenos deben hacer más como poner activos como garantías. También piden que se dé ya un alargamiento de los vencimientos de la deuda griega, lo que brindaría más tiempo y reduciría la cantidad que hay que aportar. Sin embargo, tanto Francia como el BCE se oponen.

    Los galos apuestan porque se termine en el Euroestado y porque la recuperación ayude. El BCE tiene ya una cantidad considerable de deuda en su balance. Pero eso no es lo que más le preocupa: cree que la banca no lo aguantará y habrá que sostenerla. Cualquier reducción de deuda deberá tener en cuenta que hará falta otra red de rescate para el sistema financiero. La cuerda cada vez carga con más peso.