Opinión

Editorial: Sensatez en la apuesta 'verde'



    El Gobierno erró con el carbón, pero acertó con su apuesta verde en materia energética. En 2020, la potencia instalada en parques eólicos españoles habrá crecido un 70 por ciento, mientras que se habrán cerrado un tercio de las centrales de carbón, la central de Garoña y no se construirá ningún ciclo combinado de gas.

    Son las claves energéticas de la próxima década recogidas en un documento de los gestores técnicos del sistema enviado al Ministerio de Industria. Ahora el Gobierno debe elevar un texto definitivo y consensuarlo con las comunidades autónomas para fijar la estrategia energética de los próximos años. Es preciso que se defina un marco regulatorio estable, que no lance señales equívocas y cambiantes a los operadores del sector. Y el Ejecutivo debe tener en cuenta que la ayuda económica a la energía verde debe ser revisable. Ha de tener unos costes aquilatados y reducidos. No vale instaurar subvenciones por los siglos de los siglos. A medida que la tecnología permita prescindir de ellas, habrá que dosificarlas e incluso retirarlas. El apoyo sin control no sirve de nada. Como tampoco los concursos de las autonomías, que no dejan de ser recurridos. El nuevo marco legal debe plantearse su eliminación. España camina en la dirección correcta con la energía verde. Y el mundo post-Fukushima puede reforzar las ventajas de este acierto. Aunque no hay que olvidar el gas, ni el hecho de que nosotros no presentamos un perfil de riesgo tectónico como el japonés para seguir apostando por la energía nuclear. Verde sí, pero con sensatez y estabilidad normativa.