Opinión

Mohamed A. El-Erian: Nueva etapa en la crisis europea



    La decisión de Portugal de seguir los pasos de Grecia e Irlanda y solicitar el rescate de la UE podría marcar un hito en la crisis de deuda de la región.

    En vez de un efecto dominó que amenace con derribar a los países situados en lo alto de la escalera de la calidad crediticia, su petición de ayuda podría acelerar la reestructuración de la deuda de los tres países de Europa que están en la unidad de cuidados intensivos.

    La necesidad de Portugal de recibir ayuda urgente se hizo inevitable el mes pasado, cuando el Congreso rechazó los planes del Gobierno de abordar otra ronda más de austeridad. La oposición del entonces primer ministro José Sócrates a pedir rescate se había vuelto insostenible frente a las degradaciones de la clasificación crediticia, el deterioro tanto de las carteras como del acceso al mercado, y las dificultades añadidas de las hojas de balance de los bancos portugueses.

    Con la ayuda del Banco Central Europeo, Lisboa tendrá acceso a los fondos de emergencia de otras fuentes gubernamentales para cumplir con sus obligaciones de deuda y reducir la probabilidad de una crisis bancaria.

    Portugal es diferente

    Aunque Portugal sea el tercer país de la zona euro que sigue este camino en menos de un año, la siguiente fase podría ser bien distinta. Portugal está negociando un rescate antes de las elecciones de junio, lo que podría complicarle contraer los compromisos políticos que se consideran esenciales para la clase de apoyo que la UE y el FMI prestan a Grecia e Irlanda para mantenerlos a flote.

    Harán falta mecanismos transitorios para dar paso a un Gobierno nuevo, capaz y dispuesto a comprometerse a un programa plurianual de reformas creíbles. Den por hecho que el BCE y la UE tendrán que soportar una carga aún mayor en las próximas semanas, mientras que el FMI se incorporará en una fase posterior.

    A juzgar por el precio de mercado de los títulos lusos, es cada vez más probable que el préstamo de urgencia vaya acompañado de alguna clase de reestructuración de la deuda pasado el año 2013, gracias a un juego más amplio de opciones políticas apoyado por Alemania.

    Temor italiano y español

    Que el calendario se materialice dependerá no sólo de Portugal, sino, además, de lo que ocurra en el resto de Europa. ¿El rescate de Lisboa dará paso a una nueva migración de la crisis de deuda en la zona euro? ¿O Portugal marcará la etapa en que se diferencia entre unos y otros de forma sostenida?

    Se teme que el rescate de Portugal sea otro signo más de que la crisis de la deuda periférica en Europa asolará después a Italia y a España, lo que acarrearía consecuencias más allá de esos dos países. Ambos aplastarían los mecanismos de rescate de la zona euro, transformando una crisis periférica en una debacle regional. Por suerte, la probabilidad de que eso ocurra disminuye a medida que más bancos europeos logran movilizar más capital privado (como han hecho recientemente Commerzbank en Alemania e Intesa en Italia).

    Si la tendencia continúa, y creo que lo hará, es de esperar que la UE, el BCE y el FMI cambien de planteamiento en la ayuda a los tres países rescatados. El centro de la atención se desviará de la liquidez hacia la solvencia mucho antes de 2013.

    Dada la menor preocupación sobre la propagación del contagio por la escalera de la calidad crediticia, estos tres prestamistas oficiales estarán menos dispuestos a seguir apilando deuda nueva sobre la antigua, y con toda la razón. El planteamiento adoptado hasta ahora, aunque ha conseguido retrasar el ajuste de cuentas de los acreedores privados y los bancos, ha supuesto un coste considerable.

    La estrategia ha desviado más carga todavía a unos contribuyentes y usuarios de los servicios públicos ya en apuros. Ha socavado más el pronóstico de un crecimiento económico y creación de empleo sostenibles, agravando las tensiones sociales. Y ha contaminado la hoja de balance del BCE, erosionando la credibilidad que se ha ganado con el sudor de la frente y su nivel de reacción política.

    Cambio de paradigma

    Sobre la superficie, el rescate de Portugal podría parecer una repetición del griego y el irlandés, pero no nos engañemos. Los sucesos de las próximas semanas, aunque parezcan conocidos, podrían dar paso a un cambio de paradigma, sobre todo si los bancos europeos siguen movilizando capital.

    Eso acelerará el paso desde un enfoque insostenible centrado en la liquidez hacia una solución más duradera de los problemas de solvencia en la crisis de la deuda europea.

    Mohamed A. El-Erian. Máximo responsable ejecutivo de Pimco. © Bloomberg.