Editorial: El canon digital se cae de las manos
El afán confiscatorio, que no recaudatorio, de la SGAE muerde el polvo en los tribunales, mientras la cartera de González-Sinde pierde aún más enteros en el ranking de seriedad.
Ya Luxemburgo invalidó el que las empresas abonaran la tasa, abriendo la puerta a que los particulares iniciaran su lucha. Ello comprometió los ingresos de la SGAE y destapó un posible via crucis legal de reclamaciones por lo ya pagado.
Ahora la Audiencia Nacional ha declarado nula de pleno derecho la regulación íntegra de la tasa porque su desarrollo careció de los requisitos formales preceptivos, entre ellos, el dictamen del Consejo de Estado. El Gobierno debería ser más prudente al legislar.
El pretexto de González-Sinde -que la orden tumbada había que modificarla en cualquier caso- suena a un alegato de la chapuza.