J. R. Pin Arboledas: 'Oui, mon général'
Curiosa sucesión de acontecimientos. Sarkozy recibe a los rebeldes libios en el Elíseo. Ellos dicen tener el apoyo de Francia. El Estado galo ni afirma ni desmiente. Pero, acto seguido, traslada su embajada de Trípoli a la capital de la revuelta: Bengasi. Otros líderes occidentales se pronuncian contra Gadafi. Entre ellos, el presidente español.
Gadafi reacciona y empieza sus ataques; sus tropas avanzan e inclinan la balanza militar a su favor. Bengasi está a punto de claudicar. La diplomacia gala se da cuenta de su error estratégico: ha abandonado a Gadafi, que parece que se consolida al frente de Libia. Francia inicia una maniobra diplomática; consigue el apoyo de Cameron en Reino Unido y el de Obama en EEUU.
Mientras tanto, el español Rodríguez Zapatero tiene que presentar un plan de austeridad, acabar la reforma laboral y la financiera. El tribunal de examen está presidido por la cancillera Merkel y el presidente Sarkozy. Parece que lo tiene difícil.
El presidente español ha marcado el 19 de marzo para que sindicatos y patronal lleguen a un pacto; pasa la fecha y no hay acuerdo. Se acerca el día 24, fecha en que se reúne el Consejo Europeo, donde hay que presentar los deberes hechos. Rodríguez Zapatero se olvida de su tradición pacifista y se decanta por la ini- ciativa bélica francesa.
La diplomacia gala neutraliza a China y Rusia y el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que autoriza el uso de la fuerza contra el régimen libio para "proteger la población civil".
La aviación francesa inicia los ataques contra las fuerzas de Gadafi, derriba sus aviones y carros de combate. Bengasi se salva. Estados Unidos anuncia que prefiere que sean los europeos los que lideren la acción bélica dentro de la OTAN; es decir, Francia e Inglaterra.
Rodríguez Zapatero llega hoy al Consejo Europeo. Esta vez como aliado militar de Sarkozy, aliado fiel y cumplidor. No tiene todos los deberes económicos hechos. Pero esta vez sabe como presentarse ante el francés. Basta con decir: "Oui, mon général".